La psiquiatra de la red de salud mental de Álava, Nagore Iriarte, considera que la actividad física, diseñada y supervisada por educadores físico-deportivos, es «una parte fundamental» en el abordaje de la depresión grave por «su impacto positivo en los síntomas de la enfermedad», ya que «ayuda de manera muy notable a mejorar el estado de ánimo y reduce la ansiedad». Así se pronunció la experta durante el taller Actividad Física y Depresión, impartido en el XXIX Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría que se celebró recientemente.
«La depresión grave se caracteriza por una tristeza profunda y una pérdida del interés; además de una amplia gama de síntomas emocionales, cognitivos, físicos y del comportamiento como irritabilidad, el llanto, el aislamiento social, la pérdida del interés y del placer de las actividades en la vida cotidiana. También se caracteriza por manifestar sentimientos de culpa e inutilidad», describió la doctora Iriarte. «La principal característica, a diferencia de otros trastornos depresivos, es que los síntomas del trastorno depresivo mayor traen consigo disfunción a nivel familiar, social y laboral, que impiden e incapacitan al paciente para realizar las tareas del día a día a día y por eso es considerada una enfermedad mental grave».
La Doctora Iriarte ha participado también recientemente con motivo de esta charla en un nuevo podcast dirigido a los profesionales de la psiquiatría, Psiquiatría Today, que está patrocinado por Adamed Laboratorios. «No tenemos que olvidarnos que la parte fundamental del tratamiento son los fármacos y el abordaje de psicoterapias pero se tiene que incluir cada vez más un modelo en el que se incluya también actividad física supervisada, la dieta, el manejo de la ansiedad, el descanso y el sueño… Todos estos elementos también son una parte importante en el tratamiento de la enfermedad mental grave como es el trastorno depresivo mayor pero también en otras enfermedades como la esquizofrenia», aseguró la experta.
En esta línea, la psiquiatra Iriarte abogó por el denominado ‘Life Style Psiquiatry’, «que, junto a un tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico, es un modelo de tratamiento psicosocial en el que es muy importante tener en cuenta varios factores, como la regulación del sueño, la dieta, el ejercicio físico, el manejo del estrés, entre otras cuestiones«. «No podemos pensar que un trastorno depresivo no se trata con actividad física o no se trata con el manejo del sueño o la dieta porque es necesario un modelo biopsicosocial», aclaró la doctora que también hizo referencia a que este ejercicio físico tiene que ser individualizado y que esté supervisado y dirigido por educadores físico deportivos.
A nivel cerebral, el ejercicio físico genera la secreción de beta-endorfinas, que están relacionadas con el placer y con la sensación de bienestar, y produce disminución de los síntomas depresivos. También, según ensayos clínicos realizados, aumenta factores neurotróficos como el BDNF, relacionado con la neurogénesis en áreas concretas del cerebro, según la psiquiatra. «Además, la actividad física es una de las maneras que podemos utilizar para que el paciente comience una planificación cognitiva de horarios porque no solo es ir hacer ejercicio, sino establecer rutinas de control del tiempo para comer o dormir, promoviendo hábitos de vida saludables», expuso Iriarte.
«Como terapeutas igual que recomendamos a nuestros pacientes las horas que deben dormir o les aconsejamos sobre la dieta y que eviten las grasas, también debemos mencionarles la importancia de caminar al menos 30 minutos diarios«, afirmó Iriarte en declaraciones al podcast Psiquiatría Today. «Una cosa es seguir la vida saludable como es subir escaleras en vez de coger un ascensor o ir andando en vez de coger el coche, pero también tienen una vez al día tener la rutina de ponerse unas zapatillas y un chandal para ir a caminar durante 30 o 45 minutos ya que implica una planificación y organización que ayuda a nivel cognitivo a los pacientes», concluye.