Three pupils of primary school go hand in hand. Boy and girl with school bags behind the back. Beginning of school lessons. Warm day of fall. Back to school. Little first graders.
Un nuevo estudio ha hallado que el tamaño de dos estructuras cerebrales se asocia con la respuesta a la terapia psicológica cognitivo conductual en niños y niñas con trastorno obsesivo compulsivo (TOC). El trabajo ha sido liderado por investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), el Hospital Universitario de Bellvitge, la Universidad de Barcelona y el CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), y ha sido publicado en la revista Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (JAACAP), la revista más importante a nivel internacional en el ámbito de la psiquiatría infantil y juvenil.
El análisis por resonancia magnética del cerebro de 168 niños y adolescentes procedentes de centros de todo el mundo mostró que aquellos que presentaban un mayor tamaño en dos regiones de la corteza prefrontal mostraban una mayor reducción de los síntomas obsesivo compulsivos tras la intervención con terapia de conducta.
Los resultados obtenidos podrían significar que aquellos pacientes con mayor desarrollo de estas estructuras prefrontales, relacionadas con la respuesta a la ansiedad, podrían tener más capacidad para aprovechar las estrategias de regulación emocional proporcionadas por la terapia de conducta.
El trastorno obsesivo compulsivo se manifiesta en la población infantil generalmente con ansiedad ante diferentes situaciones que se perciben como molestas o poco controlables, lo que resulta en la necesidad de, por ejemplo, organizar las cosas de una determinada manera, repetir palabras o conductas un número de veces concreto, o cerciorarse repetidamente de que una acción, como la de apagar la luz, se ha realizado con éxito.
En el mismo trabajo también se estudió una amplia muestra de adultos. Sin embargo, no se observó correlación entre las estructuras cerebrales y la eficacia de la terapia. Así, a pesar de que la terapia de conducta es igualmente efectiva, los resultados parecen indicar que los mecanismos de acción de esta intervención pueden diferir respecto a los de los niños.