Anteriormente ya se había conseguido identificar patrones de la estructura cerebral (“firmas”) asociados con enfermedades mentales individuales. Ahora, unos científicos que han comparado los datos de múltiples estudios han descubierto anomalías en la estructura cerebral compartidas entre cuatro enfermedades mentales diferentes. El nuevo estudio es obra de Nils Opel, Janik Goltermann, Marco Hermesdorf, Klaus Berger, Bernhard T. Baune y Udo Dannlowski, todos de la Universidad de Münster en Alemania.
El equipo analizó los datos recopilados como parte de la iniciativa científica de un consorcio internacional de investigación llamado ENIGMA (por las siglas en inglés de «Enhancing Neuro Imaging Genetics through Meta Analysis») que utiliza análisis genéticos y escaneos visuales con la meta de recopilar datos que permitan profundizar en las enfermedades mentales. Los datos obtenidos mediante escaneos corresponden a más de 12.000 personas.
Opel y sus colegas encontraron que cuatro de los principales trastornos mentales –depresión mayor, trastorno bipolar, esquizofrenia y trastorno obsesivo-compulsivo- muestran un nivel sorprendentemente alto de similitud en las anomalías de su estructura cerebral. Las áreas cerebrales compartidas que mostraban alteraciones estructurales se encontraban principalmente en áreas corticales asociadas con el procesamiento cognitivo, la memoria y la autoconciencia.
Por otro lado, el equipo de Opel consiguió identificar anomalías regionales de la estructura cerebral que tienen una alta especificidad para ciertos trastornos. Curiosamente, estas diferencias distintivas de la estructura cerebral a veces aparecían en la misma zona para dos trastornos, aunque en sentidos opuestos.
En cambio, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el conjunto de trastornos del espectro autista no compartían las firmas estructurales del cerebro con ningún otro trastorno. Ello puede deberse a que esos dos tipos de trastorno son enfermedades del desarrollo, con una etiología distinta de las demás afecciones mentales, que tienen más en común entre ellas.
Los investigadores aún no comprenden los mecanismos subyacentes en los elementos estructurales compartidos, pero un creciente conjunto de pruebas demuestra que estos trastornos mentales también comparten influencias genéticas y ambientales comunes, que podrían explicar, al menos someramente, lo descubierto en el nuevo estudio.