Según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de California San Francisco (Estados Unidos), los preadolescentes tienen un 13% más de probabilidades de desarrollar trastorno obsesivo compulsivo (TOC) durante un período de dos años por cada hora que jugaban a videojuegos y un 11% por cada hora que veían vídeos.
Según los autores de la investigación, los niños que pasan un tiempo excesivo jugando a videojuegos dicen sentir la necesidad de jugar cada vez más y ser incapaces de parar a pesar de intentarlo. Los pensamientos intrusivos sobre el contenido de los videojuegos podrían convertirse en obsesiones o compulsiones. Ver vídeos, también, puede permitir la visualización compulsiva de contenidos similares. Las adicciones a las pantallas están asociadas a la compulsividad y a la pérdida de control del comportamiento, que son síntomas básicos del TOC.
El TOC es un trastorno mental que implica pensamientos recurrentes y no deseados, así como comportamientos repetitivos que una persona se siente impulsada a realizar. Estos pensamientos y comportamientos intrusivos pueden llegar a incapacitar gravemente a quienes los padecen y a sus allegados.
El estudio, publicado en el ‘Journal of Adolescent Health’, indica que los videojuegos y los vídeos en streaming estaban relacionados con un mayor riesgo de desarrollar TOC. A los dos años, el 4,4% de los preadolescentes de 9 a 10 años había desarrollado un nuevo TOC.