Los trastornos disociativos son trastornos mentales que implican una desconexión entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Se trata de un mecanismo de defensa que se activa de forma instintiva para afrontar situaciones estresantes: nuestro cerebro necesita desconectar para llegar a protegernos del miedo, del dolor o de emociones inmensamente negativas.
Esta desconexión de produce de forma involuntaria, por lo que a los pacientes que sufren esta patología les puede resultar difícil poder seguir con sus actividades cotidianas con normalidad.
Por lo general, los trastornos disociativos aparecen en reacción a un evento altamente estresante o traumático, sobre todo, aquellas relacionadas con la infancia. Aunque también puede darse en personas que hayan vivido otro tipo de situaciones como guerras, accidentes, atentados, etc. Estímulos, internos o externos, asociados a ese evento traumático pueden desencadenar la disociación.
Cuando ocurre dicha desconexión, la amígdala cerebral, que es el centro de las emociones, comienza a producir cortisol, hormona que inhibe la función del hipocampo (responsable de dar significado a nuestras experiencias y de ubicarlas en la línea de tiempo). Además, el cerebro comienza a producir opioides, que son unos neurotransmisores que actúan como analgésicos.
Los períodos de estrés pueden empeorar temporalmente los síntomas, haciéndolos más evidentes. Entre los síntomas que pueden presentar se encuentran:
Esta disociación puede experimentarse ocasionalmente y ser transitoria. Sin embargo, cuando se experimenta de forma prolongada, se dice que presenta un Trastorno Disociativo.
Existen tres trastornos disociativos principales definidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales 5 (DSM-5):
Si se sufren este tipo de episodios es importante ponerse en manos de especialistas para que la persona consiga vivir de una forma más sana y adaptativa los eventos traumáticos y conseguir integrar los elementos disociativos. La psicoterapia y, en ocasiones, ansiolíticos y antidepresivos suelen ser el tratamiento principal para los trastornos disociativos.