El sentimiento de culpa es una emoción negativa, asociado a la empatía, que nos ayuda a reflexionar sobre nuestros comportamientos y actitudes con el fin de evitar caer en los mismos errores en el futuro. El problema viene cuando ese sentimiento de culpabilidad se vuelve permanente e influye negativamente en nuestro bienestar, alterando nuestro día a día.
La persona que se siente culpable de forma constante suele experimentar rabia, tristeza o ansiedad, provocando una obsesión de evocar una y otra vez lo sucedido. Este sentimiento lleva a la persona a centrarse en los errores cometidos y a minimizar sus logros.
El sentimiento de culpa está vinculado a nuestros valores y expectativas. En un intento de evitar el dolor que produce la diferencia entre ‘quienes somos’ y ‘quienes deberíamos de ser’, podemos llegar a autocastigarnos. Las personas que con frecuencia se sienten culpables tienden a tener una baja autoestima y a ser muy críticas consigo mismas. Esa autoexigencia puede desencadenar el desarrollo de otros trastornos más graves, como por ejemplo la ansiedad o la depresión.
Un estudio de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.) demostró que el sentimiento de culpa está detrás de gran parte de otros trastornos mentales como la depresión, la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o incluso los trastornos de la conducta alimentaria.
Los profesionales consideran que el sentimiento de culpa se convierte en un problema de gravedad cuando causa un malestar disfuncional extremo e innecesario, creado por la propia mente y pensamientos. Esa distorsión puede llevar a la persona a actuar de manera autodestructiva o a conductas adictivas.
Investigadores de la Universidad de Ciencias Aplicadas SRH de Gera, realizaron un estudio, publicado en ‘BMC Psychology’, que revela la amplia variedad de razones por las que los adultos sentimos mayor culpabilidad.
Según la investigación, la causa más común de culpabilidad de los adultos jóvenes es haber mentido u ocultado la verdad. A partir de los 45 años, los sentimientos de culpa giraban en torno a haberle dedicado poco tiempo a la familia.
Con respecto a los grupos de género, las mujeres se sienten culpables con mayor frecuencia que loshombres hacia sus hijos y otros miembros de la familia y, en general, por un sentido de responsabilidad hacia los demás. Los hombres, en cambio, son más propensos a sentir culpa por los errores y problemas con la pareja. El hecho de fracasar también se encontraba entre los motivos más notables del sentimiento de culpa.
Sentirnos culpables solo hará que nuestro sufrimiento sea mayor, por lo debemos aprender a gestionarlo de una forma adecuada para sobrellevar la situación:
Si el sentimiento de culpa persiste y se profundiza, afectando a nuestro estado emocional y a nuestra conducta, debemos buscar ayuda. Un profesional de la salud mental nos permitirá desarrollar una perspectiva más centrada y racional para afrontar la culpa y lograr vencerla. Una adecuada gestión de las emociones facilita y mejora nuestro bienestar emocional, previniendo el desarrollo de otros trastornos más graves.