El doctor Pedro Pozo nos explica en este vídeo cómo ha evolucionado en los últimos años la información que se tiene acerca del trastorno bipolar.
El trastorno bipolar es una enfermedad cuyo conocimiento ha avanzado mucho en los últimos tiempos. Actualmente se puede diagnosticar perfectamente mediante una serie de criterios diagnósticos claramente establecidos y que han ido mejorando a lo largo del tiempo con las clasificaciones al uso como son por ejemplo la clasificación DSM4 y la clasificación DSM5 o la clasificación internacional de las enfermedades.
Se trata de un trastorno complejo que puede presentar fases maníacas o fases depresivas, alternantes y que puede tener distintos cursos de evolución así como distintos tipos de diagnóstico del trastorno según el tipo: de tipo 1 o de tipo 2. Incluso otros tipos que se han propuesto pero que no están realmente aceptados.
En el momento actual se ha avanzado mucho en el conocimiento de la enfermedad desde el punto de vista terapéutico con la disponibilidad cada vez mayor de tratamientos farmacológicos y que permiten abordar la enfermedad y tratarla de una forma cada vez más completa. En el momento actual, disponemos de estabilizadores del ánimo que se han incorporado algunos recientemente y nuevos antipsicóticos que se han ido incorporando a lo largo del tiempo.
Quizás en el campo del conocimiento de la enfermedad, lo que se ha demostrado últimamente es la existencia de trastornos de tipo cognitivo en la enfermedad que seguirían dos tipos de modelo: un modelo que podría estar basado en alteraciones del neurodesarrollo, es decir, que serían alteraciones que podrían haberse ido adquiriendo a medida que se ha ido desarrollando el cerebro de los individuos afectados por la enfermedad y otro modelo, que estaría basado en alteraciones de tipo neurodegenerativo, es decir que el propio avance de la enfermedad sería el responsable de que fuesen apareciendo estos déficits cognitivos.
Entre los déficits cognitivos que se han encontrado pues ha habido alteraciones de la función ejecutiva, especialmente también alteraciones de hipofrontalidad, con alteraciones en la fluidez verbal o en la velocidad de procesamiento de la información. Realmente, esto aporta la posibilidad de que se puedan establecer tratamientos de orientación cognitiva, o lo que se ha venido a denominar tratamientos de remediación cognitiva y que van a permitir que los propios pacientes, puedan ser capaces con una ayuda técnica específica, de poder trabajar y luchar contra esos déficits cognitivos que aparecen en la enfermedad. En cualquier caso, hay esperanza de que el trastorno bipolar con la ayuda de los nuevos métodos de diagnóstico y de tratamiento pueda alcanzar un mejor nivel de accesibilidad a la mejoría por parte de esos pacientes.