Un estudio de la Universidad de Manchester, que evaluó más de treinta años de investigación en trastorno bipolar, encontró que las personas con este trastorno han tenido 2.63 veces más riesgo de haber sufrido abusos emocionales, físicos o sexuales que los niños sin esta patología. En el estudio, publicado en la revista British Journal of Psychiatry, los investigadores identificaron 19 estudios de cientos publicados entre 1980 y 2014, que reunieron los datos de millones de registros de pacientes, entrevistas y evaluaciones.
Mediante la aplicación de análisis estadísticos muy rigurosos de estos datos, los investigadores compararon la probabilidad de que las personas con y sin trastorno bipolar tuvieran experiencias adversas en la infancia, como abuso físicos, emocionales y sexuales. Los resultados revelaron un fuerte vínculo entre estos eventos y el diagnóstico posterior de esta enfermedad. El trastorno bipolar se caracteriza por episodios depresivos y maníacos extremos que deterioran la calidad de vida y aumenta el riesgo de suicidio. Una necesidad urgente en este campo es tener una mejor comprensión de los factores de riesgo que pueden ser utilizados para mejorar la detección y el tratamiento.
Dr. Filippo Varese, uno de los autores del estudio aseguro que «el vínculo entre la presencia de una infancia problemática. y, posteriormente, ser diagnosticado con esta condición grave es extremadamente fuerte». Los autores definieron la adversidad en la niñez como experimentar la negligencia, el abuso, la intimidación o la pérdida de un padre antes de cumplir los 19. Había un vínculo especialmente estrecho entre el abuso emocional, las personas con trastorno bipolar tenían cuatro veces más probabilidades de sufrirlos. Sin embargo, la pérdida de un padre no elevó significativamente el riesgo.
Este enfoque de ‘meta-análisis’ se ha aplicado en este estudio por primera vez en la relación con el trastorno bipolar y la adversidad en la infancia y, como resultado, los resultados representan un grupo mucho mayor de datos de los que han sido previamente analizados. Los resultados tienen implicaciones para los que proporcionan el tratamiento, ya que pueden tener en cuenta estas experiencias de la infancia en el desarrollo de planes de terapia personalizada. «Si se maneja con cuidado, las preguntas sobre experiencias de la infancia de una persona puede mejorar significativamente el diagnóstico, cómo avanza el tratamiento y el tipo de apoyo que se puede suministrar», concluyó el Dr. Jasper Palmier-Noel, autor principal del estudio.