El trastorno bipolar es un trastorno mental grave que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo y que se caracteriza por episodios de depresión y manía. La depresión se caracteriza por sentimientos de tristeza, pérdida de interés en actividades que normalmente se disfruta, cambios en el apetito y el sueño, y cansancio extremo. Por otra parte, la manía se caracteriza por sentimientos de euforia, energía excesiva, pensamientos y comportamientos impulsivos, y dificultad para concentrarse.
Los episodios de trastorno bipolar pueden ser leves, moderados o graves, y pueden durar desde unos pocos días hasta varios meses. Se estima que actualmente afecta a alrededor del 2-3% de la población mundial, del cual el 52% son mujeres y el 48% son hombres.
Según la última revisión del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), existen tres tipos de trastornos bipolares:
- Trastorno bipolar I: se caracteriza por episodios maníacos que duran al menos siete días (la mayor parte del día, casi todos los días) o cuando los síntomas maníacos son tan graves que se necesita atención hospitalaria. Por lo general, también se producen episodios depresivos separados, que suelen durar al menos dos semanas.
- Trastorno bipolar II: definido por la presencia de episodios depresivos mayores al menos con un episodio hipomaníaco, pero son menos graves que los episodios maníacos que ocurren en el trastorno bipolar I.
- Trastorno ciclotímico:se define por síntomas hipomaníacos y depresivos que fluctúan pero que no son tan intensos ni duran lo suficiente como para calificarlos como episodios hipomaníacos o depresivos.
- Trastorno bipolar no especificado: aquellos casos en que los criterios para encuadrar el trastorno están difuminados o bien se desconoce la existencia de episodios de hipomanía.
¿Qué aspectos pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastorno bipolar?
No existe una causa específica para la aparición del trastorno bipolar. Sin embargo, los investigadores creen que hay varios componentes que contribuyen a su desarrollo:
- Factores genéticos y antecedentes familiares: El trastorno bipolar tiende a ser hereditario, lo que significa que es más común en personas cuyos padres o parientes cercanos tienen la enfermedad. Según algunos estudios, si uno de los padres padece trastorno bipolar, hay entre un 15% y un 30% de posibilidades de que lo transmita a sus hijos.
- Factores ambientales: Algunos factores ambientales, como el estrés o el consumo de sustancias nocivas (drogas o alcohol), pueden desencadenar episodios de trastorno bipolar.
- Trastornos mentales preexistentes: Las personas que tienen trastornos mentales como la depresión mayor o el trastorno de estrés postraumático tienen un mayor riesgo de desarrollar trastorno bipolar.
- Edad de inicio temprana: El trastorno bipolar es más común en las personas que tienen su primer episodio a temprana edad.
- Historial de trastornos del ánimo: Las personas que han tenido episodios de depresión mayor o trastornos afectivos estacionales tienen un mayor riesgo de desarrollar trastorno bipolar.
Es importante tener en cuenta que muchas personas con trastorno bipolar no presentan todos estos factores de riesgo y que no todas las personas con estos factores de riesgo desarrollarán trastorno bipolar.
El trastorno bipolar es una enfermedad crónica que requiere tratamiento a largo plazo. Éste puede incluir farmacoterapia para controlar los episodios de manía y depresión, así como terapia psicológica para ayudar a las personas a manejar la enfermedad y a mejorar su calidad de vida.