Nadie está libre de sufrir una enfermedad mental en cualquier etapa de la vida. Momentos como el embarazo y el posparto son especialmente difíciles dado los numerosos cambios vitales que conlleva. Muchas son las mujeres que sufren y experimentan emociones negativas durante la etapa perinatal, comprendida entre el inicio del embarazo hasta los primeros 12 meses tras el parto.
Irritabilidad, falta de interés, trastornos en el apetito o el sueño, tristeza, culpabilidad o desesperanza son algunos de los sentimientos que algunas mujeres padecen durante esta etapa.
Según estudios sobre la prevalencia de este tipo de problemas mentales, entre el 13-25% de las mujeres padecerá un trastorno mental durante el embarazo o tras el parto, aunque las cifras varían dependiendo del país. En casos excepcionales, los síntomas son lo suficientemente graves como para poner en peligro la salud de la madre y del bebé.
Además, debemos ser conscientes de que las cifras podrían ser aun mayores debido al estigma que supone la enfermedad mental perinatal y que muchas mujeres no llegan nunca a ser diagnosticadas por el miedo a contarlo y la falta de apoyo social.
La depresión posparto es el trastorno perinatal más frecuente, pero existen otros tipos de patologías que pueden aparecer durante el embarazo y posparto, tal y como se publica sobre ello en The Lancet: depresión o ansiedad durante el embarazo, el trastorno de pánico posparto, el trastorno obsesivo-compulsivo posparto, el trastorno por estrés postraumático o el trastorno de psicosis posparto.
En el desarrollo de este tipo de trastornos mentales durante el periodo perinatal hay que tener en cuenta la predisposición de algunas mujeres a sufrirlos, sobre todo en el caso de quienes han padecido episodios anteriores a la etapa perinatal.
Además de las consecuencias físicas y psicológicas para la madre, que se ve impedida de disfrutar de esta etapa de su vida, que vive con una culpabilidad y carga emocional negativa que puede llegar a afectar directamente al feto o al recién nacido, tal y como indican algunos estudios.
El tratamiento requiere de un modelo de atención multidisciplinar y especializado con toma de decisiones compartidas.
Según The National Institute of Mental Health (NIMH), las mujeres que sufren este tipo de trastornos pueden mostrar algunos de los siguientes síntomas:
La detección y la intervención temprana en estos trastornos pueden proteger la salud de la madre, del bebé, y de toda la familia. La recuperación de estos problemas mentales es posible con ayuda profesional, ofreciendo recursos y cuidados especializados de la mayor calidad a las madres.