Los recursos dedicados al tratamiento de la salud mental en ningún caso están en peligro actualmente porque la sociedad es consciente del riesgo que supone estas enfermedades y del coste que tiene para la población, lo que se está intentando es reorientar y dedicar cada vez mejor los recursos para las distintas enfermedades y para la limitación que produce. Somos los profesionales los encargados de tener que diseñar los objetivos en los que vamos a intervenir