Investigadores de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) han completado el primer estudio en el que se examinan los niveles de vitamina D en el tejido cerebral, concretamente en adultos que sufrían distintos índices de deterioro cognitivo, y han descubierto que los que tenían mayores niveles de vitamina D en sus cerebros presentaban mejor función cognitiva.
Según los autores del estudio, publicado en ‘Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association’, esta investigación refuerza la importancia de estudiar cómo los alimentos y los nutrientes crean resistencia para proteger el cerebro envejecido contra enfermedades como la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas.
La vitamina D contribuye a muchas funciones del organismo, como la respuesta inmunitaria y el mantenimiento de unos huesos sanos. Las fuentes dietéticas incluyen el pescado graso y las bebidas como la leche o el zumo de naranja; una breve exposición a la luz solar también proporciona una dosis de vitamina D.
Los investigadores buscaron vitamina D en cuatro regiones del cerebro: dos asociadas a cambios relacionados con la enfermedad de Alzheimer, una asociada a formas de demencia relacionadas con el flujo sanguíneo y una región sin ninguna asociación conocida con el deterioro cognitivo relacionado con la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad vascular. Descubrieron que la vitamina D estaba efectivamente presente en el tejido cerebral, y que los niveles altos de vitamina D en las cuatro regiones del cerebro se correlacionaban con una mejor función cognitiva.
Sin embargo, los niveles de vitamina D en el cerebro no se asociaron con ninguno de los marcadores fisiológicos asociados a la enfermedad de Alzheimer en el cerebro estudiado, incluyendo la acumulación de placa amiloide, la enfermedad de cuerpos de Lewy o la evidencia de accidentes cerebrovasculares crónicos o microscópicos. Esto significa que aún no está claro cómo puede afectar la vitamina D a la función cerebral.
Investigaciones futuras van encaminadas a identificar la neuropatología con la que la vitamina D está vinculada en el cerebro antes de empezar a diseñar futuras intervenciones.