Portrait of beautiful young unhappy female engineer sitting at white table in cosy coworking space, looking at papers with upset expression being sad after finding mistake in blueprints
El perfeccionismo es un rasgo de la personalidad que se caracteriza por la búsqueda continua de la excelencia en todos los aspectos de su vida. No se trata de una patología como tal, pero si la persona no trata de solucionar este comportamiento, podría llegar a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo, ansiedad o depresión. Su prevalencia está creciendo de forma preocupante, sobre todo entre la población más joven.
Según un estudio, las generaciones más recientes de jóvenes perciben que los demás son más exigentes con ellos, son más exigentes con los demás y son más exigentes consigo mismos. En la actualidad, los jóvenes se enfrentan ahora a entornos más competitivos, expectativas más irreales y padres más ansiosos y controladores que las generaciones anteriores.
Los investigadores estudiaron tres tipos de perfeccionismo: el orientado hacia uno mismo (un deseo individual de ser perfecto); el socialmente prescrito, o el deseo de estar a la altura de las expectativas de los demás; y el orientado a los demás, por el cual se califica a los demás bajo estándares poco realistas. Según dicha investigación, la prevalencia de los tres ha aumentado significativamente: un 10% el orientado hacia uno mismo, un 16% el orientado a los demás y un 33% el prescrito socialmente.
Otro estudio, realizado por la Asociación Estadounidense de Psicología, indicaba que el perfeccionismo en adultos ha crecido notablemente desde la década de 1980. Según los autores, el aumento del perfeccionismo entre los millennials está siendo impulsado, en parte, por el uso de las redes sociales que presionan a los adultos jóvenes a medir y comparar el grado de éxito de unos y otros desde el colegio hasta la profesión. Esto los hace insatisfechos con sus cuerpos y aumenta el aislamiento social.
Situar unos estándares poco realistas para uno mismo puede causar un grave daño mental que puede tener como consecuencia el desarrollo de trastornos mentales.
¿Cómo puede afectar el perfeccionismo a nuestra salud mental?
Las personas perfeccionistas pueden ser muy exigentes consigo mismas, lo que puede llevar a una carga emocional muy pesada. Eso puede dar lugar a desarrollar patologías mentales como ansiedad, estrés, depresión, baja autoestima, trastorno obsesivo-compulsivo o trastornos de la conducta alimentaria, además del inevitable agotamiento emocional debido a la presión constante de alcanzar el nivel de perfección autoexigido.
Las personas perfeccionistas, al no poder satisfacer las expectativas generadas, se automaltratan emocionalmente. Un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Ottawa, relaciona un excesivo perfeccionismo con la ansiedad y la depresión. Los resultados de la investigación, realizada a adolescentes desde los 12 a los 18 años, indicaban que, una vez que los adolescentes experimentan incidencias de éxito académico, pueden formar creencias en torno al logro de la perfección, sentir una mayor presión de los demás y aumentar aún más su comportamiento perfeccionista.
Incluso, otros estudios sugieren que las presiones autogeneradas y sociales para ser perfecto forman parte de la personalidad de las personas propensas a la ideación e intento de suicidio.
También puede derivar en sintomatología física: cefaleas, cansancio, problemas musculares y digestivos o trastornos del sueño son algunos de los problemas de salud que experimentan las personas perfeccionistas.
¿Soy perfeccionista?
Estos son algunas de las características que puede presentar una persona que tenga rasgos perfeccionistas:
Además, las personas muy perfeccionistas sienten una gran aversión al error, por lo que tienen una baja tolerancia a la frustración. Debido a la creencia de que nunca es suficiente, sienten una insatisfacción constante.
El tratamiento del perfeccionismo patológico, así como de cualquier problema de salud mental o física debe ser tratado por un médico especialista, para que ayude a la persona a gestionar sus emociones de autocrítica y autoexigencia.