La OMS y la Federación Mundial de Salud Mental se ha fijado como objetivo en el Día Mundial de la Salud Mental de este año que se celebra cada 10 de octubre, que los pacientes puedan vivir con dignidad su enfermedad mental y eliminar el estigma que hay alrededor de ellos. La dignidad se refiere al mérito y el valor inherentes de una persona y está estrechamente vinculada con el respeto, el reconocimiento, la autoestima y la posibilidad de tomar decisiones propias.
Muchas personas con trastornos mentales ven pisoteada su dignidad en todo el mundo y con frecuencia son encerradas en instituciones donde quedan aisladas de la sociedad y sujetas a tratos inhumanos y degradantes por no hablar del maltrato físico y emocional, abusos sexuales y abandono en hospitales y cárceles que sufren. A menudo se les priva del derecho de tomar decisiones por sí mismas y se les niega sistemáticamente el derecho de tomar decisiones sobre la atención y tratamiento de salud mental que reciben, el lugar donde quieren vivir y sus asuntos personales y financieros. También se les niega el acceso a la atención general y de salud mental y en consecuencia, tienen más probabilidades de morir prematuramente, en comparación con la población general.
En determinados países se les priva de acceso a la educación y a oportunidades de empleo. La estigmatización y las ideas erróneas sobre los trastornos mentales implican que esas personas también sufren discriminación en el mundo laboral y se les niegan oportunidades de trabajar y ganarse la vida. Los niños con trastornos mentales también quedan con frecuencia excluidos de oportunidades educativas. Esto desemboca en marginación y en la exclusión de oportunidades laborales en etapas posteriores de la vida. De esta forma se les impide integrarse plenamente en la sociedad y se les niega la posibilidad de participar en asuntos públicos, de votar o presentarse a cargos públicos. No se les da la oportunidad de intervenir en la adopción de decisiones sobre cuestiones que les afectan, como reformas normativas, legislativas o de servicios en relación con la salud mental y con frecuencia, se les niega el acceso a actividades recreativas y culturales.
Por todo ello la OMS cree necesario ofrecer en el sistema de atención de salud mejor apoyo y cuidados a las personas con trastornos mentales ofreciendo servicios comunitarios que partan de un enfoque de recuperación que inspire esperanza y apoye a las personas a conseguir sus objetivos y aspiraciones; respetando la autonomía de las personas, en particular su derecho a tomar sus propias decisiones sobre el tratamiento y la atención que reciben; y garantizando el acceso a atención de buena calidad que promueva los derechos humanos, sea receptiva a las necesidades de las personas y respete sus valores, decisiones y preferencias.
Pero las comunidades y la población en general también deben dar un paso adelante y apoyar a las personas con trastornos mentales para que participen en la vida de la comunidad y reconocer el valor de su contribución. Han de respetar su autonomía para tomar decisiones por sí mismas, en particular sobre la manera en que decidan vivir y sus asuntos personales y financieros y garantizar su acceso a empleo, educación, vivienda, apoyo social y otras oportunidades. Por último se ha de incluir a estas personas en la adopción de decisiones sobre cuestiones que les afectan, como reformas normativas, legislativas y de servicios en relación con la salud mental.