La psicodermatología es una rama de la medicina que investiga la interacción entre la mente y la piel. Esta disciplina ha demostrado que existe una conexión evidente entre el bienestar psicológico y la salud de la piel. A lo largo de las últimas décadas, diversos estudios han examinado esta relación compleja y han arrojado luz sobre cómo el estrés, la ansiedad, la depresión y otros factores emocionales pueden influir en la salud de la piel.
Esta relación entre la mente y la piel ha sido el tema central del episodio 27 del programa Psiquiatría Today. A lo largo de este programa, la Dra. Leticia Alonso, Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid y especializada en Dermatología en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, comparte con los oyentes qué es la psicodermatología. En sus palabras, “es una disciplina que estaría a caballo entre la psiquiatría y la dermatología. Básicamente, se encarga de pacientes que tengan una afectación emocional por su patología dermatológica, por el aspecto físico y los problemas que conlleve; por otro lado, muchas patologías de dermatología están o producidas o agravadas o en inicio se produce a raíz de un factor estresante, una época de ansiedad, depresión, etc… y aparece la patología dermatológica”.
La respuesta emocional a ciertas afectaciones varía en función del grado de afectación que tenga la persona que la padece. “A nivel general, la piel es nuestra carta de presentación. Siempre va a haber una afectación más directa de la parte psicológica, emocional y social”, afirma la Dra. Alonso.
El estrés es uno de los factores psicológicos más estudiados en relación con la salud de la piel. Un estudio encontró una correlación significativa entre el estrés y el empeoramiento de enfermedades de la piel como el acné y la psoriasis. Los investigadores señalaron que el estrés puede desencadenar respuestas inflamatorias en la piel, exacerbando los síntomas de estas condiciones.
Otra patología con gran impacto emocional es la dermatitis atópica, una afección de la piel caracterizada por la inflamación y la sequedad. Un estudio longitudinal encontró que las personas con depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar dermatitis atópica en comparación con aquellos sin síntomas depresivos. Esto sugiere una relación bidireccional entre la salud mental y la dermatitis atópica.
Por otro lado, se ha demostrado que la terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual y la terapia de relajación, puede tener un impacto positivo en la salud de la piel. Un estudio mostró que las personas con psoriasis que recibieron terapia cognitivo-conductual experimentaron una disminución significativa de los síntomas cutáneos y una mejora en su calidad de vida.
Los estudios mencionados resaltan cómo el estrés, la depresión, la ansiedad y otros factores emocionales pueden influir en la salud de la piel y desencadenar o empeorar diversas afecciones cutáneas. Afortunadamente, estos hallazgos también sugieren que la terapia psicológica puede ser una herramienta efectiva para mejorar la salud cutánea y la calidad de vida de quienes sufren problemas dermatológicos relacionados con la salud mental. Como tal, la atención integral de la salud debe considerar tanto el bienestar emocional como la salud de la piel para lograr resultados óptimos.
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