Hoy se conmemora el Día Mundial de la Salud 2022 bajo la campaña “Nuestro planeta, nuestra salud”. Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere poner el foco sobre las medidas urgentes que se necesitan para proteger la salud de los seres humanos y del planeta e incentivar un cambio para que las sociedades se preocupen del bienestar, ya que se requiere una acción transformadora en todos los sectores: energía, transporte, naturaleza, sistemas alimentarios y finanzas.
La OMS calcula que, cada año, se producen más de 13 millones de muertes debidas a causas ambientales evitables. El cambio climático es considerado por la OMS como la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI. Y, concretamente, las personas con problemas de salud mental constituyen uno de los grupos que más riesgo tienen de sufrir las consecuencias negativas del cambio climático.
Cómo afecta el cambio climático a personas con trastornos mentales
La exposición a fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, inundaciones, sequías, extremos térmicos (altas temperaturas u olas de frío) está asociada a mayores tasas de ansiedad, estrés postraumático, depresión e incluso suicidios.
El estrés persistente relacionado con las dificultades económicas, la pérdida de seres queridos, el desplazamiento forzado o la pérdida de bienes materiales causa algunas afecciones.
Según el estudio publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health, debemos tener en cuenta tres tipos de situaciones provocadas por el cambio climático. Por un lado, estarían los eventos climáticos extremos que duran días como huracanes, tifones o inundaciones. Por otro, los eventos temporales de larga duración como las sequías o algunas olas de calor. Y, por último, los cambios permanentes a largo plazo como las temperaturas más altas, el aumento del nivel del mar y un entorno físico inhabitable.
Este tipo de fenómenos puede afectar especialmente a las personas con trastornos mentales, ya que no se adaptan bien a los fuertes cambios de temperaturas, tal y como se indica en el artículo publicado en la revista PNAS. Según su investigación, tanto el calor como la sequía aumentan el riesgo de suicidio y el número de visitas a los hospitales psiquiátricos.
Además, favorece desórdenes emocionales y del comportamiento, como el incremento de la violencia y abuso de sustancias tóxicas (alcohol, medicamentos y drogas). En algunos casos, los problemas psicosociales pueden incluso llevar al suicidio. Los problemas psicosociales vinculados al cambio climático son, por ejemplo, la pérdida del empleo, la disminución del ingreso familiar, la reducción del acceso a los alimentos o a los servicios de salud, o el desplazamiento forzado. Se estima que entre 30% y 40% de las personas damnificadas directamente por un fenómeno meteorológico extremo sufren estrés postraumático. Se calcula que alrededor de 143 millones de personas sufrirán desplazamientos forzados relacionados con el cambio climático de aquí a 2050.
El deterioro que el cambio climático está produciendo en la salud mental de las personas es cada vez más evidente: el miedo, la tristeza, la desesperanza y la depresión crecen a medida que se suceden los impactos del calentamiento global, según el estudio The Lancet.
La ecoansiedad es la sensación de aprensión, preocupación e incertidumbre por el alcance potencial de los impactos previstos del cambio climático. Un artículo publicado en la revista The BJM Opinion señala que los niveles de ecoansiedad están en aumento, especialmente entre los niños y los jóvenes 16 a 25 años.
Por otro lado, algunos estudios, como el publicado por Albrecht, ya han acuñado un nuevo término a los efectos del cambio climático que tienen en la salud psicológica de las personas, la solastalgia.
La solastalgia es una nueva clase de angustia psíquica y estrés existencial provocada por la presencia de ambientes deteriorados y agravada por la sensación de incapacidad o impotencia para solucionarlo. Conlleva un malestar generalizado, un sentimiento de pérdida y duelo, y provoca problemas de salud como el abuso de drogas, dolencias físicas y enfermedades mentales.
Este nuevo concepto ayuda a comprender la relación entre las afecciones mentales y la crisis climática, su impacto psicológico y como determinados procesos que están sucediendo a nivel mundial plantean nuevos desafíos para el campo de la asistencia sanitaria.
Para romper estos ciclos de destrucción del planeta y de la salud humana es necesario adoptar medidas legislativas, reformar las empresas y apoyar e incentivar a las personas para que tomen decisiones saludables.