Científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han demostrado que es posible detectar signos de deterioro cerebral en pacientes casi nueve años antes de que reciban el diagnóstico de enfermedades relacionadas con la demencia.
Actualmente, existen pocos tratamientos efectivos para la demencia u otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson. En parte, según los autores de este trabajo, se debe a que estas afecciones a menudo solo se diagnostican una vez que aparecen los síntomas, mientras que la neurodegeneración subyacente puede haber comenzado años, incluso décadas, atrás.
Según la investigación realizada y publicada en ‘Alzheimer´s & Dementia: The Journal of the Alzheimer´s Association’, las historias de los pacientes analizados mostraban algún deterioro cognitivo varios años antes de que sus síntomas fueran lo suficientemente obvios como para provocar un diagnóstico. Las deficiencias a menudo eran sutiles, pero afectaban a varios aspectos de la cognición. el equipo investigador recopiló datos de una serie de pruebas que incluyen resolución de problemas, memoria, tiempos de reacción y fuerza de agarre, así como datos sobre pérdida y aumento de peso y sobre el número de caídas. Esto les permitió mirar hacia atrás para ver si había signos presentes al inicio del estudio, es decir, cuando se recopilaron las mediciones de los participantes por primera vez (entre cinco y nueve años antes del diagnóstico).
Las personas que desarrollaron la enfermedad de Alzheimer obtuvieron puntajes más bajos en comparación con las personas sanas en lo que respecta a tareas de resolución de problemas, tiempos de reacción, recordar listas de números, memoria prospectiva (nuestra capacidad de recordar hacer algo más adelante) y emparejar pares. Este también fue el caso de las personas que desarrollaron una forma más rara de demencia conocida como demencia frontotemporal. Además, aquellos que desarrollaron Alzhéimer tenían más probabilidades que los adultos sanos de haber tenido una caída en los 12 meses anteriores.
Estos resultados plantean la posibilidad de que, en el futuro, las personas con cierto riesgo puedan ser examinadas para ayudar a seleccionar a aquellos que se beneficiarían de intervenciones para reducir el riesgo de desarrollar una de las afecciones.