Los médicos también sufren enfermedades mentales. Por su profesión, estas patologías pueden perjudicar también a sus pacientes por lo que hace hace 17 años, el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona puso en marcha el programa PAIME, que se encarga de atenderlos y ofrecerles soluciones. Desde que se inició en 1998, se han atendido 3.810 médicos. «Somos la primera profesión que reconoce que sus profesionales pueden enfermar», apunta el vicepresidente de la Organización, Serafín Romero. Y es que entre el 10 y el 12 por ciento de los médicos en ejercicio pueden sufrir a lo largo de su vida profesional un trastorno mental o un problema de adicción. Eso sí, el 87 por ciento de los médicos atendidos están trabajando en la actualidad. Sólo en 2014 se atendieron 357 casos.
«Donde empiezan los problemas es precisamente en los comienzos, en la etapa de formación de los médicos», ha explicado Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC. «Es una etapa en la que comienzan la residencia, cambian el ritmo de su vida, se independizan y a todo esto se suma el estrés al que están sometidos». La presión personal y profesional, ha asegurado, puede desencadenar problemas mentales como depresiones o fomentar el abuso de sustancias.
El programa PAIME nació a raíz de la constatación de que un elevado porcentaje de las denuncias por mala praxis estaban asociadas a trastornos mentales o de abuso de drogas por parte de profesionales. «Nos convertimos en la primera profesión que reconoce que sus profesionales pueden enfermar y que esto supone un riesgo para otros», ha asegurado Carlos Arjona, presidente del Colegio de Médicos de Cáceres. «Creemos que no basta con castigar, sino que tenemos que poner una herramienta para la máxima recuperación y que además garantice la máxima confidencialidad». Su oficio, como el de pilotos, jueces u otras profesiones que exigen un cuidado a terceros, ha asegurado, debe ser especialmente sensible a estos casos.
Sin embargo, al margen del problema de los más jóvenes, los médicos de Atención Primaria son los que más sufren estos trastornos. Representan el 50 por ciento del total. «Ser médico de familia es un riesgo», añade Romero. De los casos registrados en 2014, se analizaron 74 como complicados, 36 presentaban riesgo de mala praxis -seis más que en el año anterior-, 30 tenían conflictos en el entorno laboral y ocho médicos tuvieron que cambiar de centro de trabajo.