El sueño es un aspecto fundamental tanto para el bienestar físico como mental. Se estima que los seres humanos pasamos una tercera parte de nuestra vida durmiendo. Por ello, se considera que el descanso es fundamental para nuestro desarrollo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso central.
No sólo hay que tener en cuenta la cantidad de horas de sueño sino, además, la calidad de las mismas. Dormir lo suficiente ayuda a activar la mente, mejorar nuestro humor y prevenir problemas de salud.
Los trastornos del sueño afectan a un tercio de la población y pueden tener efectos negativos en la salud. Según la Sociedad Española de Sueño (SES) las mujeres son más propensas que los hombres a padecer insomnio y otros problemas para conciliar el sueño. Los cambios hormonales durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia pueden afectar el sueño de la mujer.
Algunos trastornos del sueño como el insomnio, la apnea del sueño o el síndrome de las piernas inquietas empeora el rendimiento en el trabajo y el rendimiento académico. Pero no solo daña nuestra salud física y psicológica, sino que también afecta al funcionamiento de nuestro cerebro.
Las interrupciones del sueño alteran los niveles de producción de los neurotransmisores y del cortisol, la hormona del estrés. Por ello, si esta situación se repite con frecuencia, la atención, la concentración, la memoria y la estabilidad emocional pueden verse afectados.
Además, mientras dormimos, nuestro cerebro se encarga de eliminar ciertas toxinas que se acumulan a lo largo del día y que están asociadas con la aceleración del envejecimiento.
Hay estudios que muestran cómo las alteraciones del sueño tienen implicaciones en la salud mental. La profundidad del sueño y las variables REM podrían jugar un papel clave en los procesos de comorbilidad psiquiátrica (cuando una persona sufre dos o más trastornos). Se demostró una estrecha relación entre la alteración de los factores del descanso y la aparición de trastornos de ansiedad, alimentarios, del desarrollo generalizado, límite y antisocial de la personalidad, TDAH y esquizofrenia.
La falta de conciliación del sueño es un síntoma común en muchas enfermedades. Según un estudio publicado en la revista Biological Psychology, el 50% de las personas que lo padecen, sufren alguna enfermedad mental.
Como medida preventiva, es muy recomendable cuidar nuestros hábitos de vida: una dieta equilibrada, unos horarios regulares, realizar ejercicio y dedicar las últimas horas del día a actividades más relajadas, pueden contribuir a aliviar considerablemente los síntomas.
Además, podemos seguir esta serie de consejos más concretos para el momento de irnos a dormir:
Si el problema persiste en el tiempo e interfiere en nuestras actividades diarias, sería importante consultar con un profesional para evitar que afecte a nuestra salud.