Científicos de la Universidad de Granada (UGR) han detectado factores protectores que promueven la resiliencia de los adolescentes en riesgo y resultan fundamentales para evitar el suicidio. Dichos factores son el optimismo, la esperanza, el control de impulso o la protección externa como habilidades sociales, entre otros Además, los investigadores han diseñado un mecanismo de evaluación para potenciar dicha resiliencia en adolescentes que previamente se hayan infligido lesiones o hayan tenido una tentativa de suicidio.
Este instrumento cuyos resultados han sido publicados en The British Journal of Psychiatry, consiste en una serie de pruebas que evalúan reintentos futuros de suicidio en adolescentes en riesgo, es decir, en aquellos que hayan realizado lesiones autoinfligidas previas o intentos de suicidio anteriores o en los que se prevea una alta vulnerabilidad suicida por acoso escolar o abuso, entre otros factores.
También existe una versión para adultos y ambos instrumentos, denominados SRSA-18 adultos y SRSA-18 adolescentes, han sido creados directamente con población clínica española.
La prueba está constituido por 18 preguntas en total que miden resiliencia al reintento futuro de suicidio a través de 3 subdimensiones concretas: protección interna, estabilidad emocional y protección externa. Cada una de estas dimensiones miden factores que protegen contra los reintentos de suicidio y valoran la resiliencia específicamente en población clínica española.
El suicidio se ha convertido en un problema de salud pública mundial que roza niveles de pandemia; es la tercera causa de muerte no accidental en el mundo y la cuarta causa de muerte en adolescentes y jóvenes. En algunos países como España, los datos actuales (2020) respecto a 2019 detectan que sigue siendo la primera causa de muerte no accidental y denotan un alto incremento (250%) de las lesiones y tentativas de suicidio en adolescentes y jóvenes.
Estudios recientes realizados en España sobre 628 adolescentes que habían realizado lesiones o tentativas suicidas previas han detectado que existen factores específicos que protegen a esta población, minimizando el efecto negativo de los factores de riesgo y potenciando la resiliencia en estas edades.