Alrededor de 700 estudiantes de Secundaria de Navarra entre 14 y 18 años participan este curso en el programa ‘¿Y quién no?’, concebido para la promoción de la salud mental desde edades tempranas y la prevención del estigma asociado a las personas que padecen trastornos mentales. La iniciativa ha sido impulsada por la Fundación Argibide, entidad dedicada a la promoción de la salud mental y el desarrollo de la asistencia psiquiátrica, en colaboración con los departamentos de Salud y Educación del Gobierno de Navarra, la Obra Social La Caixa y la Fundación Caja Navarra.
El objetivo es trabajar en las aulas tópicos relacionados con la salud mental desde una doble perspectiva, educativa y preventiva, partiendo del contacto directo con personas que han tenido experiencia con el trastorno mental. El consejero de Salud del Gobierno foral, Fernando Domínguez, ha explicado que el programa persigue el triple objetivo de concienciar al alumnado de la importancia de cuidar su salud mental del mismo modo que cuida su salud física, fomentar la intervención precoz ante cualquier problema en este ámbito y evitar además que los estudiantes desarrollen ideas negativas en torno a las personas que padecen algún tipo de trastorno mental.
«Sabemos que la enfermedad mental debuta a edad temprana pero que el diagnostico suele retrasarse, ya sea por desconocimiento o por miedo a ser etiquetado, lo que se asocia a un peor curso evolutivo. Con este programa, se pretende abordar la salud mental desde una perspectiva positiva, fomentando en las aulas un clima que favorezca el desarrollo emocional y la comunicación entre el alumnado, los docentes y las familias, partiendo de la aceptación de uno mismo y del respeto a la diversidad», ha indicado el consejero.
En cada centro se programan dos sesiones de trabajo de 55 minutos de duración. La primera sesión se plantea como un taller en el que se abordan los principales estereotipos relacionados con los trastornos mentales desde una perspectiva psicobiosocial y desestigmatizadora, al tiempo que se trabajan aspectos como el autocuidado y el apoyo emocional por parte del grupo de iguales. Esta sesión cuenta con la participación de una psiquiatra y una persona diagnosticada de trastorno mental. En la segunda sesión, se trabaja a partir del contacto directo con dos o tres personas afectadas por trastornos mentales, que a través de su testimonio y experiencia establecen un diálogo abierto con el alumnado y propician una reflexión conjunta. «Este contacto directo ha demostrado ser una de las estrategias más eficaces para la modificación de conductas de rechazo«, ha señalado De Simón.
Este formato basado en el relato de experiencias puede llevarse a cabo gracias a la labor de formación previa realizada con un grupo de 24 personas diagnosticadas de un trastorno mental, que se han preparado para llevar a cabo este tipo de intervención con jóvenes. Diez de ellas ya están participando en las sesiones programadas este curso. El objetivo es que estas personas, que reciben remuneración por sus intervenciones en los centros escolares, trasladen a los jóvenes un mensaje de recuperación, empoderamiento y naturalización de su situación. El programa cumple así con «el objetivo de fomentar la rehabilitación social y laboral de los integrantes de este colectivo, al mostrarles en un rol protagonista en la gestión de su trastorno y plantear su experiencia como algo positivo y útil, capaz de servir como vehículo de enseñanza».
Para el desarrollo de las sesiones se cuenta con material audiovisual y un manual de actividades concebido para dinamizar el diálogo en el aula. Se realiza además una importante labor de evaluación tanto inmediata como meses después de haber realizado las sesiones, con el objetivo de medir el nivel de conocimiento que tienen los estudiantes sobre la enfermedad mental, su contacto con personas diagnosticadas, los prejuicios que tienen hacia ellas, su disposición a solicitar ayuda ante un problema de este tipo y su nivel de satisfacción ante las actividades realizadas.