Una mujer de 47 años afectada de esquizofrenia ha dejado de sufrir alucinaciones, delirios y otros síntomas característicos de su patología tras ser sometida a una operación pionera consistente en la colocación en el interior del cerebro de un electrodo que le produce una estimulación eléctrica. La operación y todo el seguimiento, tanto antes como después de la intervención, lo han realizado especialistas del Hospital de Sant Pau de Barcelona.
La mujer, que fue operada hace siete meses, se le diagnosticó esquizofrenia hace más de 20 años y forma parte de un grupo de ocho pacientes voluntarios del Hospital de Sant Pau a los que también se les someterá a la misma intervención. A dos de ellos también se les ha colocado ya el electrodo, pero en fechas demasiado recientes como para poder determinar el éxito. Operaciones similares de estimulación cerebral profunda ya se habían realizado para tratar o contener los síntomas de la depresión o el párkinson, pero es la primera vez en el mundo que se emplea para la esquizofrenia.
Los electrodos, que son unas pequeñas estructuras de cuatro milímetros, se colocan en el interior cerebro y reciben los impulsos para ponerse en marcha gracias a una especie de marcapasos colocado bajo la piel del abdomen y que los médicos pueden programar. La estimulación cerebral profunda se empezó a aplicar en el Sant Pau de forma pionera hace 15 años en enfermos de Parkinson, y después se extendió a pacientes con depresión gracias a sus buenos resultados y a la mejora de las técnicas de neuroimagen.
La intervención, que cuesta unos 60.000 euros, dura unas ocho horas y requiere anestesia general y una semana de posoperatorio: «Luego los pacientes pueden hacer vida normal y centrarse en el tratamiento para recuperar los años perdidos», ha dicho Joan Molet, uno de los doctores que ha dirigido la operación. Los pacientes deben seguir el mismo tratamiento farmacológico anterior a la intervención; si no, la respuesta no podría atribuirse exclusivamente al neurotransmisor que llevan implantado.