Una nueva investigación dirigida por científicos que trabajan con el Centro TReNDS de la Universidad Estatal de Georgia y publicada en Actas de la Academia Nacional de Ciencias ha identificado cambios relacionados con la edad en los patrones cerebrales asociados con el riesgo de desarrollar esquizofrenia. El descubrimiento podría ayudar a los médicos a identificar antes el riesgo de desarrollar una enfermedad mental y mejorar las opciones de tratamiento.
El estudio utilizó nuevos enfoques analíticos desarrollados en el centro TReNDS. Los investigadores utilizaron un método híbrido basado en datos llamado Neuromark para extraer redes cerebrales confiables de los datos de neuroimagen que luego se analizaron más en el estudio, comenzando con exploraciones de resonancia magnética funcional (fMRI) para detectar cambios relacionados con la edad en la conectividad cerebral y su asociación con el riesgo de esquizofrenia. La investigación identificó a personas con alto riesgo de desarrollar psicosis durante la adolescencia tardía y la edad adulta temprana.
El uso de este enfoque novedoso para los conjuntos de datos de neuroimagen funcional existentes condujo a un gran avance en la comprensión de los riesgos genéticos y clínicos de la esquizofrenia en el contexto de cómo las regiones del cerebro se comunican entre sí.
El equipo analizó datos de 9.236 personas en diferentes etapas de edad adquiridos por la Universidad de Bari Aldo Moro, el Instituto Lieber de Desarrollo Cerebral, el Biobanco del Reino Unido, el Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente y la Cohorte de Desarrollo Neurológico de Filadelfia.
Usando escaneos fMRI, medidas genéticas y clínicas, encontraron que las alteraciones en las conexiones cerebrales prefrontal-sensoriomotoras y cerebelosas-occipitoparietales están relacionadas con el riesgo genético de esquizofrenia. Estas alteraciones se observaron en pacientes con esquizofrenia, sus hermanos neurotípicos y aquellos que presentaban síntomas psicóticos por debajo del umbral.
Los investigadores encontraron que las personas más jóvenes con mayor riesgo tienen una conectividad de red similar a la que se observa en los cerebros de los pacientes mayores. Estos hallazgos podrían ayudar a identificar el riesgo de un paciente de desarrollar una enfermedad en el futuro.
Los hallazgos podrían mejorar las estrategias de detección e intervención temprana y ofrecer biomarcadores potenciales para investigar el papel de genes específicos y vías moleculares en el desarrollo de la esquizofrenia.