Durante varios años, los científicos han estudiado los genomas completos de miles de personas (llamados estudios de asociación de todo el genoma, o GWAS) para encontrar aproximadamente 5.000 variantes genéticas asociadas con la esquizofrenia.
Un grupo de científicos está averiguando cuál de estas variantes tiene un efecto causal en el desarrollo de la esquizofrenia, descubriendo que algunas de las variantes genéticas regulan o alteran la expresión de genes implicados en la enfermedad. Esta investigación, publicada en la revista Cell Genomics , marca un gran paso adelante en nuestra comprensión de las bases genéticas de la esquizofrenia.
El objetivo de este estudio era encontrar una manera de separar las variantes sin significado de aquellas con potencial de actividad biológica importante para el desarrollo de la esquizofrenia . Esto no es fácil por varias razones, una de las cuales es que las variantes genéticas a menudo se heredan juntas de los padres. Entonces, una al lado de la otra podrían haber dos variantes genéticas asociadas con la afección; una podría ser importante para la expresión genética que desempeña un papel importante en la afección, pero la otra variante podría no tener ningún papel en la afección.
Para abordar este problema, los investigadores utilizaron una técnica especial llamada ensayo de reportero paralelo masivo (MPRA), esencialmente una técnica de secuenciación genética que puede analizar qué variantes desencadenan la expresión genética y cuáles no. Para utilizar este método, los investigadores introdujeron las 5.000 variantes en las células del cerebro humano en un plato, células que son esenciales para el desarrollo temprano del cerebro.
Estas variantes pueden causar o no la expresión de su gen y código de barras genético posteriores. El código de barras, una secuencia de ADN de 20 pb, es exclusivo de cada variante. Esto es lo que utiliza el grupo para distinguir las secuencias variantes. La MPRA reveló 439 variaciones genéticas con efectos biológicos reales, lo que significa que pueden alterar la expresión de un gen.
Para comprender cómo estas variantes trabajan juntas para influir en la actividad genética, el equipo de investigadores desarrolló un nuevo modelo que combina datos de MPRA con la arquitectura de la cromatina de las células cerebrales, es decir, la información genética importante para la organización del ADN de las células cerebrales. Al hacer esto, los investigadores pudieron conectar estas 439 variantes con la forma en que se activan o desactivan los genes.