La esquizofrenia produce un impacto en la autonomía en las personas que la sufren y especialmente en su capacidad de trabajar, precisamente esto es lo más grave que tiene la enfermedad. Cada vez se toma más conciencia de que quizás el problema más grave de la enfermedad no es tanto, que ya lo es, tener síntomas de la misma, sino como estos impactan en la capacidad de las personas a la hora de vivir, de tener relaciones personales satisfactorias, ser autónomos en la vida, la manera de buscarse un trabajo y no depender de otras personas para sobrevivir. Todos los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos hoy en día van encaminados a conseguir minimizar este efecto negativo que la esquizofrenia tiene sobre la autonomía de las personas e intentar que las personas puedan relacionarse con sus seres más queridos o con personas desconocidas de manera más normal como lo hacen las personas que no tienen esta enfermedad y especialmente poder conseguir buscar y mantener un empleo que les permita ser autónomos como todo ser humano desea ser en la vida. Este es el camino que hoy en día hemos emprendido todos los que estamos dedicados al tratamiento de la esquizofrenia, este es el camino en que los nuevos fármacos están siendo investigados y los que ya tenemos buscan