Las intervenciones terapéuticas que se están realizando en Estados Unidos y que incluyen formación en resiliencia -capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas-, educación para la familia sobre la enfermedad y el apoyo en el trabajo, pueden mejorar la salud mental de los pacientes en las primeras etapas de la esquizofrenia, según revela una nueva investigación.
El hallazgo, publicado en la edición de este mes de la revista Psychiatric Services, siguió una evaluación de varios programas de atención especializada, incluyendo algunos financiados a través del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH). Estas iniciativas denominadas RAISE (Recuperación después de un episodio de esquizofrenia inicial) también incluyen la educación familiar sobre la enfermedad y la fijación de objetivos.
Los investigadores encontraron que los pacientes que completaron este programa les fue mejor tanto en el ámbito social como en el trabajo. También mostraron menos síntomas y tenían menos probabilidades de recaída. Los médicos atribuyen este éxito en el énfasis del programa en la toma de decisiones compartida, junto con una actitud respetuosa y flexible hacia los pacientes. «Esta investigación nos ayudará a dar esperanza y apoyo a las personas con esquizofrenia y sus familias de todo el país», aseguró el autor del estudio Amy Goldstein, director asociado de prevención de enfermedades en el NIMHa.