La psicóloga estadounidense Ann Reitan, de la Universidad Washington analiza en un artículo los problemas relacionados con la psicosis y los traumas que producen. En el tratamiento de la esquizofrenia los fármacos son eficaces en el tratamiento de las alucinaciones y la paranoia, pero también se han de tratar los problemas cognitivos y dificultades sociales causados por la enfermedad.
Cuando se habla de la cognición en un paciente con esquizofrenia, observamos ciertas dificultades en el pensamiento de la persona como asociaciones sueltas, pensamiento divergente y pobreza del habla. Aunque no son los síntomas que más se destaquen, en ocasiones cuando los enfermos tratan con una persona que no conocen se les hace difícil hacerse comprender en los episodios de psicosis. La psicóloga trata la enfermedad como un trastorno del pensamiento, no únicamente como un trastorno bioquímico del cerebro.
Es evidente que los déficits sociales en los pacientes con esquizofrenia dependen de su experiencia social previa a la enfermedad. Dado que la psicosis tiende a surgir en la adolescencia y en la edad adulta, hay actividades de desarrollo muy importantes en términos de maduración social que serán vitales para combatirla mejor. La psicosis lleva a problemas de formación de la identidad y la alienación interpersonal que pueden sobrellevarse con una buena educación social formada antes de sufrir estos problemas.
En general, carecer de unas habilidades cognitivas y sociales son el resultado de no haber tenido una buena educación social. Sin embargo el aprendizaje de las habilidades sociales sobre la cognición puede desprender las experiencias psicóticas de la esquizofrenia llegando a ser una terapia efectiva, de ahí la importancia del entrenamiento de las habilidades sociales para mejorar la enfermedad.
Este aprendizaje se refiere a un tipo de intervención basada en estimular y reactivar las habilidades perceptuales, consideradas relevantes para alcanzar una adaptación en la comunidad, el mayor grado de independencia posible, y mejorar las relaciones sociales. Las habilidades a entrenar van desde el mantenimiento del contacto visual hasta situaciones mucho más complejas como la comunicación y la asertividad.