Los culturistas toman un tipo muy especializado de dieta para producir masa muscular extra y fuerza y ahora investigadores en Australia han descubierto un uso alternativo muy interesante para este régimen de alimentación tan específico: el tratamiento de las personas que han sido diagnosticadas con esquizofrenia. La llamada dieta cetogénica – en esencia, que es alta en grasa, pero baja en hidratos de carbono – se ha utilizado durante décadas para controlar la epilepsia en los niños. Básicamente, obliga al cuerpo a quemar los cuerpos cetónicos (los productos de descomposición de las grasas) para utilizarlos como combustible, en lugar de carbohidratos. Investigadores de la Universidad James Cook trabajaron con ratones que fueron alimentados con una dieta cetogénica para ver cómo esto afectaría a los comportamientos vinculados a la esquizofrenia.
Estos científicos encontraron que los ratones que alimentaban a través de una dieta cetogénica exhibían menos comportamientos vinculados a esquizofrenia que a los que se les alimentó con una dieta normal. Estos comportamientos incluyeron hiperactividad, aislamiento social, y déficit de memoria. El investigador principal, Zoltan Sarnyai y sus colegas creen que este proceso de proporcionar una fuente de energía alternativa para el cuerpo podría estar eludiendo determinas vías en el cerebro en particular, el anormal funcionamiento de las vías de energía celular que se sospecha que causan los problemas de salud mental que caracterizan a la esquizofrenia, incluyendo alucinaciones, delirios y pensamientos confusos. Bajo la nueva dieta, «la mayor parte de la energía de una persona provendría de las grasas», dijo Sarnyai en un comunicado de prensa. «La dieta consistiría en mantequilla, queso, salmón, etc. De funcionar en personas sería conveniente utilizar esta dieta además de la medicación en un entorno en el que la dieta del paciente pudiera ser controlada».
Si este descubrimiento se pudiese aplicar como tratamiento eficaz para la esquizofrenia en los seres humanos, tendría también beneficios adicionales como un menor peso corporal y menores niveles de glucosa en sangre. El aumento de peso y los problemas cardiovasculares asociados a los altos niveles de glucosa en la sangre son efectos secundarios vinculados a los tratamientos tradicionales de la esquizofrenia – algo que el nuevo enfoque podría también combatir. Los investigadores pondrá a prueba sus resultados contra el comportamiento esquizofrénico en otros animales antes de explorar la posibilidad de un ensayo clínico en personas. Su trabajo ha sido publicado en la revista Schizophrenia Research.