Investigadores de la Universidad de Melbourne y el Instituto Nacional de Salud Mental de Washington, han identificado algunas diferencias clave sobre cómo el cerebro se desarrolla en adolescentes con esquizofrenia en comparación con sus hermanos sanos. En un estudio publicado en la revista Archives of General Psychiatry muestran que los hermanos sanos de pacientes con esquizofrenia mostraron también anormalidades cerebrales similares, pero que estos problemas tienden a normalizarse respecto a los adolescentes con un desarrollo normal a los 16 años. Los resultados abren la posibilidad de nuevas opciones de tratamiento para los adolescentes que sufren de esta enfermedad debilitante.
Utilizando imágenes de resonancia magnética (MRI), los investigadores observaron los cerebros de 109 jóvenes con esquizofrenia de aparición temprana entre las edades de 12 a 24 años. Compararon estas imágenes con las exploraciones de los hermanos y hermanas sanos de esos pacientes, para ver si los cambios cerebrales similares tuvieron lugar en el tiempo. Encontraron que los hermanos sin esquizofrenia mostraron retrasos similares en la conectividad cerebral desde el principio, pero que estas conexiones tendieron a normalizarse a las de los adolescentes que tienen un desarrollo normal.
El investigador principal, el Dr. Andrew Zalesky, asegura que la capacidad de los hermanos para evitar a la enfermedad y desarrollar circuitos cerebrales importantes significa que hay un grado de resistencia al riesgo de sufrir esquizofrenia. «Hemos visto el desarrollo de las redes cerebrales durante el período de la adolescencia, de la niñez a la edad adulta temprana. Las anomalías detectadas en los niños no afectados se normalizan a los 16 años», dijo Zalesky. «¿Por qué son estos hermanos y hermanas capaces de superar el riesgo? Buscar estos factores biológicos que protegen a una persona de desarrollar esquizofrenia abre una nueva dirección en la búsqueda de tratamientos «, agregó.
Los medicamentos de nueva generación pueden ayudar a los pacientes jóvenes a manejar sus síntomas, pero pueden tener efectos secundarios significativos. Este estudio tiene el potencial de abrir vías hacia una intervención más temprana, con menos efectos secundarios que mejoran la capacidad de recuperación de los niños a enfermarse. «Esta es una nueva dirección interesante, ya que sugiere la búsqueda de tratamientos psiquiátricos específicos para la esquizofrenia y la psicosis que requiere seguir los jóvenes a través del tiempo», concluyeron los expertos.