Pensive woman looking through the window while feeling depressed.
La esquizofrenia residual es un subtipo de este trastorno que se caracteriza principalmente por una disminución de los síntomas positivos y la prevalencia de los síntomas negativos.
Se calcula que este tipo de trastorno aparece en el 90% de los pacientes previamente diagnosticados con esquizofrenia. La esquizofrenia es un trastorno mental severo que afecta al pensamiento, las emociones y el comportamiento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este trastorno mental severo afecta a aproximadamente 24 millones de personas, es decir, a 1 de cada 300 personas. Lo más frecuente es que aparezca al final de la adolescencia o entre los 20 y los 30 años de edad, y en los hombres suele manifestarse antes que entre las mujeres.
La fase residual de la esquizofrenia es la que aparece después del brote psicótico o crisis, una vez que el tratamiento es efectivo. En la actualidad no se han determinado cuáles son las posibles causas para el desarrollo de este subtipo de esquizofrenia.
El DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) describe a esta fase como “una esquizofrenia que ha presentado, al menos, un episodio agudo de la enfermedad, pero que en el momento en que está siendo examinado no presenta síntomas positivos o, si los presenta, estos no son muy llamativos. En esta esquizofrenia residual predominan los síntomas negativos (afectividad embotada, abulia, alogia, aislamiento social, trastornos de la atención)”.
Debemos tener claro que el hecho de denominar a los síntomas que presenta un paciente como positivos o negativos no tiene que ver con que unos sean mejores que otros.
Los síntomas positivos de los trastornos mentales son aquellos síntomas que aparecen y que antes no estaban presentes en un paciente. Por lo tanto, se podría decir que son aquellos síntomas que hacen que pensemos que una persona padece un determinado trastorno.
En el caso de la esquizofrenia, se consideran síntomas positivos a las ideas delirantes, las alucinaciones, el pensamiento distorsionado y desorganizado, utilización de un lenguaje incoherente y sin conexión y un comportamiento irritable o agitado.
Los síntomas negativos, por el contrario, ocurren cuando no se producen actitudes que se debería producir, como en el caso de las personas sanas. Este tipo de sintomatología es más difícil de detectar al no ser llamativa. Diferentes estudios determinan que las personas que presentan síntomas negativos tienen más riesgo de suicidio, abuso de sustancias o incluso de cronicidad del trastorno.
Los síntomas negativos de la esquizofrenia son la apatía, la ausencia de expresión y respuesta emocional, el aislamiento social, la anhedonia (falta de interés por aquellas cosas que anteriormente interesaban) y la falta de planificación.
En esta fase de la esquizofrenia residual, los síntomas negativos y cognitivos llegan a su punto máximo de intensidad.
Esta fase, a su vez, se divide en dos subfases:
Idealmente, el tratamiento de esta fase debe ser similar al de la esquizofrenia, aunque con sus pertinentes adaptaciones. Deberá ser un tratamiento multidisciplinar, que incluya el abordaje farmacológico y psicológico o psicoterapéutico.
Según el Hospital Clínic de Barcelona, algunos síntomas -en particular los negativos, pero también otros- se experimentan de forma crónica y son resistentes a los tratamientos, por lo que el paciente y los cuidadores deben aprender a convivir con ellos.