José María Benlloch, profesor investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del Instituto para la Imagen Molecular (I3M), ha anunciado que desde enero o febrero del año 2016 se van a poder realizar los primeros estudios clínicos de los nuevos aparatos que combinan la resonancia magnética funcional y la tomografía por emisión de positrones (PET) y que «en principio, serán óptimos» para la detección de enfermedades mentales como la esquizofrenia o la depresión. Los ensayos se harán en la Universidad Karolinska de Estocolmo (Suecia) y en la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) y ha explicado que lo que esperan ver con estos estudios, que tienen una financiación de 5,5 millones de euros, son «relaciones entre el camino que siguen los neurotransmisores en el cerebro junto con las zonas del mismo que se van activando«.
En una entrevista a Europa Press, ha comentado que aunque en España hay un nivel «excelente» porque «hay muy buenos médicos investigadores, radiólogos y médicos nucleares», debido a que este proyecto europeo implica la participación de varios países «hemos tenido que escoger centros de otros países considerados de referencia a nivel mundial para poder hacer estos ensayos». «Pero se podrían haber llevado a cabo perfectamente también en centros españoles», ha defendido. Benlloch también ha señalado que las principales técnicas de imagen médica siguen siendo el TAC basado en rayos X, la resonancia magnética nuclear y la tomografía por emisión de positrones (PET), así como la ecografía, al tiempo que ha señalado que «prácticamente en todas las técnicas de imágenes se están produciendo avances muy significativos».
Concretamente, se ha referido al TAC de rayos X, «que siempre se ha dicho que son muy buenos en la detección de los tejidos duros —huesos y dientes— y que van a ser también buenos, más adelante, en la detección de tejidos blandos» gracias al TAC espectral y al TAC por contraste de fase. No obstante, ha aclarado que esta segunda técnica «tardará más en llegar a la clínicas». En cuanto a la resonancia magnética nuclear, ha explicado que los avances actuales suponen mejoras «para superar su limitación tradicional, que es la contraria del TAC: la visualización de los tejidos duros ahora mismo es imposible y pensamos que va a ser posible en los próximos años mediante la resonancia magnética nuclear».
Y preguntado acerca de los beneficios que tendrán los pacientes gracias a estas mejoras una vez trasladadas al ámbito clínico, Benlloch ha comentado que con el TAC habrá una «disminución importante» de la dosis de radiación que se introduce en el paciente, «pero sobre todo la visualización y una mejor caracterización de tumores que se encuentran en tejidos blandos». «Lo mismo se puede trasladar también a la resonancia magnética y en el PET se van a poder realizar estudios dinámicos y caracterizar los distintos tipos y subtipos tumorales», ha detallado Benlloch, que tiene una docena de patentes de aparatos que sirven para detectar partículas para aumentar la sensibilidad de la detección de tumores «cada vez más y más pequeños y, sobre todo, determinar su agresividad».