La interacción de los diferentes profesionales que intervienen en el proceso de integración del paciente en su ámbito social es indispensable para abordar la esquizofrenia. El desarrollo de nuevas terapias farmacológicas genera la necesidad de cerrar el debate sobre la manera de diagnosticar y tratar a las personas con problemas de salud mental, de forma que puedan beneficiarse de los tratamientos más favorables para ellos.
En la actualidad, el abordaje de las fases precoces de los trastornos psicóticos exige una elección cuidadosa de los diferentes tipos de intervenciones disponibles, su adecuada articulación, así como la opción de ámbito de intervención más adecuada porque la esquizofrenia es una enfermedad crónica que requiere un tratamiento a largo plazo. En este sentido, las guías clínicas para el tratamiento de la esquizofrenia más importantes han evolucionado en sus versiones más recientes hacia una mayor relevancia de los antipsicóticos de segunda generación, «en especial, en los primeros episodios o fases iniciales de la enfermedad, pero siguen sin dar suficiente importancia a las formulaciones de larga duración», explica el doctor José Villagrán, coordinador de la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de la Unidad de Gestión Clínica del Hospital de Jerez.