Depressed and hopeless
La esquizofrenia es un trastorno mental crónico caracterizado por síntomas como alucinaciones, delirios y trastornos del pensamiento que afecta a millones de personas en todo el mundo. Además de los síntomas psicóticos y cognitivos asociados con la enfermedad, los pacientes con esquizofrenia también pueden experimentar una serie de comorbilidades físicas, incluyendo problemas de peso, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
La esperanza de vida de las personas con esquizofrenia es entre 10 y 20 años menor que la de la población general. Alrededor del 60% de la alta mortalidad se debe a comorbilidades físicas, predominantemente enfermedades cardiovasculares. Según una investigación publicada en la revista “Canadian Medical Association Journal”, las personas con esquizofrenia viven de tres a cinco años menos que el resto de la población y tienen tres veces más posibilidades de morir.
Tanto factores genéticos como ambientales desempeñan un papel importante en su desarrollo, pero, en los últimos años, se ha prestado más atención a la posible influencia de los hábitos alimenticios en el curso y la gravedad de este trastorno mental.
Varios estudios han explorado la relación entre la dieta y la esquizofrenia, y han encontrado evidencia de que una alimentación adecuada puede tener efectos beneficiosos en los pacientes. Una revisión de estudios, titulada “Nutrition and schizophrenia: beyond omega-3 fatty acids”, resalta cómo el alto consumo de azúcar y de grasas saturadas está asociado con un peor resultado a largo plazo de la esquizofrenia.
Importancia de los ácidos grasos omega-3 en pacientes con esquizofrenia
Está demostrado que los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras para nuestra salud cerebral. Aunque no está claro por qué la suplementación con ácidos grasos omega-3 y vitamina D mejora la función cognitiva y el comportamiento en estos trastornos cerebrales, algunos artículos, como el titulado “Nutrición y enfermedad mental”, señalan que una alimentación equilibrada, rica en ácidos grasos omega 3, presentes en alimentos como el pescado y los frutos secos, mejora la progresión de los pacientes con esquizofrenia.
La serotonina regula una amplia variedad de funciones y comportamientos cerebrales, concretamente regula la función ejecutiva, el contacto sensorial y el comportamiento social, funciones que en el caso de la esquizofrenia se ven afectadas.
Algunos estudios apuntan a que unos niveles inadecuados de vitamina D y ácidos grasos omega-3, en combinación con factores genéticos y en períodos clave durante el desarrollo, conducirían a un desajuste de la serotonina, lo que puede ser un mecanismo subyacente que contribuya a los trastornos neuropsiquiátricos. Por lo tanto, unos niveles adecuados de estos nutrientes podrían ayudar a prevenir y modular la gravedad de la disfunción cerebral.
Está claro que los hábitos alimenticios pueden desempeñar un papel importante en la salud física y mental de los pacientes con esquizofrenia, por lo que, cada vez más, los profesionales de la salud mental consideran la evaluación de los hábitos alimenticios y proporcionan orientación dietética adecuada como parte integral del tratamiento de la esquizofrenia.