Los investigadores del Instituto Lieber para el Desarrollo Cerebral (LIBD) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) parecen haber encontrado el punto de inicio de un trastorno mental comúnmente diagnosticado en la adultez. El proceso parece iniciar con la expresión de genes específicos en la placenta que influyen tanto en el tamaño del cerebro del bebé al nacer como en su riesgo de padecer esquizofrenia más adelante. La esquizofrenia es un trastorno mental muy difícil de tratar que se suele diagnosticar durante la vida adulta temprana; no obstante, los investigadores creen que este empieza a desarrollarse mucho antes, incluso durante la vida prenatal.
De hecho, ciertos estudios sugieren que las complicaciones durante el embarazo, tales como infección o desnutrición, pueden aumentar el riesgo de que la descendencia padezca el trastorno. Asimismo, algunos trabajos enfocados en la genética detrás de la esquizofrenia han demostrado que muchos de los genes que aumentan el riesgo pueden expresarse en abundancia en el cerebro antes del nacimiento. A ello sumamos la evidencia obtenida en 2018 por los científicos del Instituto Lieber, que informaron que algunos de estos genes se activan también en la placenta. Tal como sugirieron estudios previos, su expresión en la placenta fue especialmente evidencia en los casos de riesgo, pero en casos de preeclampsia o crecimiento limitado. En pocas palabras, la salud de la placenta también puede influir en el riesgo de esquizofrenia a través de genes específicos.
En esta oportunidad, los investigadores exploraron la salud de la placenta y buscaron relaciones similares de esta con otros trastornos del neurodesarrollo. Los aspectos que tomaron en consideración fueron el tamaño del cerebro al nacer, la cognición durante los primeros dos años y los genes riesgo en la placenta. Para ello, usaron escáneres de resonancia magnética y monitorearon el desarrollo cognitivo de los bebés recién nacidos durante dos años. Luego, los relacionaron con la presencia de genes relacionados con la esquizofrenia en la placenta para determinar si existían en realidad alguna influencia o vínculo entre ellos.
En su artículo en la revista PNAS informan que aquellos que tengan un puntaje elevado de genes relacionados específicamente con la esquizofrenia en la placenta, junto a otra serie de factores, podrían desarrollar el trastorno más adelante en su vida. Otros, con puntuaciones también elevadas, no necesariamente desarrollen esquizofrenia gracias a otros factores que podrían compensar dicho puntaje. Sin embargo, dicha ventaja puede no aplicar a aquellos individuos que, además de tener dichos factores de riesgo genético por la placenta en la que estuvieron, también experimentaron complicaciones en su vida prenatal, particularmente si son de sexo masculino.
Los investigadores también descubrieron que las personas con esquizofrenia, los mismos genes de la placenta eran capaces de predecir el tamaño del cerebro. Cabe destacar que esto no se observó en los grupos de control incluidos. Tampoco encontraron vínculos similares con otros trastornos. Hablamos de un trastorno complejo, aún poco comprendido, y hasta el momento, no existen medidas preventivas que garanticen que no se manifieste. Sin embargo, la identificación de dichos genes en la placenta podría conducir a estrategias mejor enfocadas para mejorar la salud de esta y reducir el riesgo de esquizofrenia.