La principal característica de la esquizofrenia no son las alucinaciones como mucha gente cree, si no el deterioro cognitivo, la lenta pero generalmente progresiva degeneración cerebral que sufren los enfermos a lo largo de los años, y que en buena parte de los casos les dificulta llevar una vida normal, les limita su acceso al trabajo y les conduce a una mayor dependencia del entorno que les rodea.
El problema es aún mayor si se tiene en cuenta que la esquizofrenia está muy lejos de ser una enfermedad minoritaria. Aproximadamente un 1 % de la población la padece aunque muchos no estén diagnosticados (más de 400.000 personas solo en España) y es la tercera enfermedad más incapacitante. Sin embargo, esta incapacidad no suele provenir directamente de las alucinaciones o de los delirios que en la mayor parte de los casos acaban controlándose gracias a los fármacos conocidos como antipsicóticos. La incapacidad, por el contrario, se debe en gran parte al deterioro cognitivo y lamentablemente, que el origen y mecanismo último de la enfermedad siga siendo desconocido no ayuda a su solución.
Como cuenta el Dr. Miquel Bernardo director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clinic, en Barcelona en declaraciones al diario El País, “la esquizofrenia es una enfermedad muy heterogénea, con numerosos receptores cerebrales que parecen implicados, y esto complica el desarrollo de tratamientos”. El deterioro cognitivo suele provocar que los pacientes tengan dificultades con la memoria de trabajo, con la memoria verbal y con la concentración. En la actualidad, estos problemas se suelen tratar con técnicas de rehabilitación cognitiva, ejercicios destinados a entrenar estas áreas y que consiguen un beneficio moderado.
Otro psiquiatra, el Dr. Benjamín Piñeiro, pone el acento a los brotes psiquiátricos en un reportaje de El Periódico sobre la esquizofrenia. «El brote psicótico es un síntoma, no una enfermedad. Puede guardar relación, aunque no está demostrado, con un consumo excesivo de sustancias tóxicas o drogas o por una situación de estrés muy aguda«. Lo que puede subyacer en estos brotes es un aislamiento del afectado, un ensimismamiento que a según qué edades, como la adolescencia, lo normal es que se achaque al cambio hormonal.
Aunque se desconocen las causas exactas de la esquizofrenia, se ha podido demostrar, sostiene el doctor Piñeiro, que «existe una predisposición genética. El riesgo se multiplica por diez si lo son el padre o la madre». Hay sin embargo otros factores que disparan las probabilidades de sufrir un brote psicótico, como el abuso del cannabis «cuanto antes se fume más opciones se tiene de padecerlo» o las drogas. «Ahora hay mucha gente que toma drogas, pero no podemos afirmar a ciencia cierta que el consumo de estupefacientes está relacionado con los brotes psicóticos, aunque los efectos de la cocaína, las anfetaminas o el LSD genera síntomas parecidos», indica el experto.
El proceso de reintegración de estos pacientes en la sociedad también es uno de los puntos más importantes a tener en cuenta. Según datos de la Comunidad de Madrid, solo el 14% de las personas con enfermedad mental crónica tiene pareja estable, y un 18% afirma no tener ninguna amistad. Según un estudio de esta misma región, solamente el 5% de estas personas tienen un empleo estable, aunque cada vez hay más centros especiales de inserción laboral. Lo más habitual es que sea la familia la que se encargue de ellos, lo que genera no pocos problemas de compatibilidad a la hora de cuidar a una persona que a menudo requiere de una atención total.