Los recién nacidos con riesgo de sufrir esquizofrenia muestran anomalías en la amígdala cerebral en las primeras etapas del desarrollo del cerebro de acuerdo a una nueva investigación. Las anomalías en la conectividad funcional de la corteza prefrontal y en la amígdala cerebral, se han documentado tanto en los adultos con esquizofrenia, como en los adolescentes con riesgo de psicosis, y se consideran la base de los déficits de procesamiento emocional, pero hasta el momento no se habían documentado en recién nacidos.
El autor principal del estudio, John H. Gilmore, director del Centro para la Excelencia en la Salud Mental Comunitaria de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, realizó pruebas a recién nacidos cuyas madres sufrían esquizofrenia y que por tanto, por el componente genético de la enfermedad, tenían riesgo de sufrirla ellos también. Los investigadores detectaron que la amígdala izquierda tenía mayor hiperconectividad que la derecha, en comparación con los recién nacidos de los otros grupos de alto riesgo, que tendían a tener una correlación negativa.
Además, un análisis secundario mostró que los niños de madres con esquizofrenia veían reducida la conectividad talámico-cortical en comparación con los niños de otros grupos de alto riesgo y con los niños del grupo de control, en los que se encontró una correcta conectividad. Esta anomalía también es frecuente en adultos con esquizofrenia por lo que se constata que es posible detectar a los bebés con riesgo de sufrir esquizofrenia, y que al mismo tiempo el componente genético de la enfermedad es elevado. «Estos resultados indican que estos circuitos funcionales anormales asociados con la esquizofrenia parece que probablemente surjan durante el desarrollo prenatal y cerebro neonatal temprano», asegura el Dr. Gilmore.
Aún es pronto para conocer cómo esa información podrá ser utilizada para prevenir los brotes psicóticos en la vida de esos niños cuando alcancen la adolescencia pero es un paso más en el combate con este trastorno mental.