El 30% de los trabajadores españoles está sufriendo o sufrirá el síndrome posvacacional al reincorporarse al trabajo tras el período de vacaciones de verano, según los datos que publicó ayer la empresa de recursos humanos Adecco. El síndrome posvacacional se caracteriza por una sensación de falta de energía, motivación o tristeza que tiene lugar en la vuelta al trabajo, causada por la ruptura del proceso de adaptación o transición entre el tiempo de ocio y descanso y la rutina laboral.
Este síntoma se manifiesta de forma más grave en «los entornos de negatividad en el trabajo, en los que se realizan tareas repetitivas o en los que aparecen jefes poco motivadores», señaló la directora de la compañía, Nekane Rodríguez. Las personas con poca tolerancia a la frustración y con menos resistencia son las más susceptibles a sufrir este tipo de depresión. Por otro lado, realizar largos períodos de vacaciones en vez de dividirlas a lo largo del año también puede propiciar el síndrome posvacacional, ya que se produce una mayor desconexión y un cambio drástico de los hábitos de vida.
Rodríguez explicó que «un hábito necesita unos 21 días para implementarse, y un mes de vacaciones es tiempo más que suficiente para que una persona se acostumbre a las nuevas y diferentes formas de vida». Los principales síntomas del síndrome posvacacional, que suelen durar unos 15 días, son la apatía, el cansancio, la falta de concentración, el nerviosismo, el estrés, la tristeza y, en ocasiones, los trastornos del sueño. En casos más graves se puede experimentar ansiedad, dolor de cabeza y malestar general. Además, muchas personas que no sufren una depresión posvacacional sí que padecen un cuadro de fatiga o estrés tras el tiempo estival asociado con el cambio de hábitos.
Tanto en la prevención como en la solución de este padecimiento es esencial tener un pensamiento positivo y ver la vuelta al trabajo como algo bueno y no como una carga. De esta forma, será más fácil reincorporarse a la rutina si se piensa en que se van a retomar las relaciones con los compañeros o en valores que generen motivación en la persona. Para anticiparse a la depresión posvacacional, lo más recomendable es volver a los hábitos anteriores unos días antes de incorporarse al trabajo. De esta forma, es preferible empezar a levantarse pronto y volver del destino de vacaciones unos días antes. Además, durante las primeras jornadas es aconsejable madrugar más de lo normal para ir a la oficina o a la fábrica sin prisa y retomar las tareas laborales de forma gradual. Por último, el deporte y una buena alimentación pueden hacer más fácil la vuelta a la cotidianidad.
Expertos recomiendan empezar el trabajo con calma y pensar en positivo. Así, lo mejor es que los días previos a la incorporación el empleado no piense en las labores que tendrá que ocuparse nada más regresar a la oficina. «No podemos evitar muchas cosas que nos pasan, pero sí podemos elegir la actitud que adoptamos ante ellas», señala el neurólogo y psiquiatra austríaco Viktor Frankl. En este sentido, se debe acudir al puesto de trabajo con una actitud relajada; y si se puede empezar a trabajar un día que no sea lunes, la semana se hará mucho menos pesada. Otra de las pautas destacadas para no caer en la depresión posvacacional es mantener algún pequeño hábito de las mismas, como leer, darse un baño antes de acostarse, cocinar algún plato o incluso escuchar la misma música que oía en vacaciones.