El acoso en la infancia puede conducir a efectos psicológicos duraderos tanto en las víctimas como en los perpetradores. Aunque ya se había comprobado en estudio previos, nunca está de más corroborarlo de nuevo para insistir en la búsqueda soluciones. Más del 20 por ciento de los niños que han sufrido acoso son propensos a sufrir depresión que requiera tratamiento médico antes de los 30 años de edad, según informan investigadores de Finlandia.
Además de la depresión, los investigadores encontraron que acosar o ser acosado se asociaba con psicosis, ansiedad y abuso de las drogas y el alcohol. «Debemos comprender la importancia de sufrir estas experiencias tempranas y escolares para los niños», dijo el Dr. Andre Sourander, profesor del departamento de psiquiatría infantil de la Universidad de Turku y autor del estudio. «Deberíamos integrar una perspectiva de salud mental en las campañas contra el acoso, porque la intervención temprana puede prevenir las consecuencias a largo plazo», añade.
El acoso puede incluir amenazar de forma repetitiva, propagar rumores, atacar a alguien física o verbalmente, o aislar a alguien de un grupo, según el Departamento de Servicios de Salud y Humanos de EE. UU. Para el estudio, Sourander y sus colaboradores revisaron datos sobre más de 5,000 niños finlandeses para ver si había una asociación entre los incidentes relacionados con el acoso a los 8 años de edad y los problemas mentales cuando se cumplían los 29 años. Los incidentes de acosar o ser acosados se basaron en informes de los niños, los padres y los maestros. Los datos sobre los servicios para tratar trastornos psiquiátricos entre los 16 y los 29 años de edad provinieron de un registro hospitalario finlandés.
El informe publicado en la revista JAMA Psychiatry revela que entre los niños que no participaron en ningún acoso (la inmensa mayoría), casi el 12% fueron diagnosticados con problemas de salud mental entre los 20 y los 29. En comparación con esta cifra, casi el 20% de los acosadores, más del 23% de las víctimas, y más del 30% de los que se identificaron como acosadores y acosados terminaron con problemas de salud mental que requirieron tratamiento a una edad más avanzada.
«Las escuelas y los padres con frecuencia desconocen las consecuencias a largo plazo del acoso», se queja el Dr. Matthew Lorber, director en funciones de Psiquiatría Infantil y Adolescente del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. «El acoso con frecuencia se cataloga como ‘son cosas de niños’ y de ‘es parte del crecimiento'», cuando está demostrado que genera graves consecuencias en quiénes la sufren», añade. Este especialista ha tratado a niños que sufren de depresión, que se autolesionan o que tienen ataques de pánico debido al acoso. «La intimidación sistemática, el acoso repetitivo y la tortura incesante no son cosas de niños», enfatizó Lorber. «Una víctima de acoso es una víctima de un trauma».