Durante tres décadas, la gente ha estado inundada de información que sugiere que la depresión es causada por un «desequilibrio químico» en el cerebro, es decir, un desequilibrio de una sustancia química cerebral llamada serotonina. Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en la revista Nature, indica que no hay evidencia convincente que respalde la teoría de que la depresión es causada por bajos niveles de serotonina.
A primera vista, el hecho de que los antidepresivos del tipo ISRS actúen sobre el sistema serotoninérgico parece apoyar la teoría serotoninérgica de la depresión. Los ISRS aumentan temporalmente la disponibilidad de serotonina en el cerebro, pero esto no implica necesariamente que la depresión sea causada por el efecto opuesto.
Investigadores de diversos centros europeos han examinado todos los metanálisis y revisiones sistemáticas publicados en los últimos años sobre serotonina y depresión, hallando que la teoría que vincula al neurotransmisor con la enfermedad está infundada.
Por un lado, se ha descubierto que los estudios que analizaron los niveles de serotonina y de sus productos de degradación no hallaron diferencias entre pacientes depresivos y controles. Por otro, los niveles tanto del receptor como del transportador de la serotonina muestran una asociación inconsistente con la depresión, constatándose incluso niveles superiores de serotonina en pacientes, posiblemente debido al tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina.
Los autores han manifestado su desconfianza acerca de estos tratamientos, sugiriendo que las intervenciones dirigidas a gestionar los acontecimientos traumáticos, tales como la psicoterapia, el ejercicio o la meditación, podrían tener mayor valor terapéutico.