Una investigación que ha analizado el ADN de más de 450.000 personas ha descubierto el primer hallazgo importante hasta la fecha para obtener pistas genéticas sobre la causa de la depresión. El estudio, el más grande hasta el momento, ha detectado 15 regiones del genoma humano relacionados con un riesgo más alto de sufrir esta enfermedad. «Todo el mundo está reconociendo que los fracasos que se habían producido hasta ahora se debían al limitado número de la muestra», dice Ashley Winslow, director de Neurogenética en 23andme, centro de la enfermedad en la Universidad de Pensilvania. «Es difícil, si no imposible, llegar a los números que hemos alcanzado en este estudio».
Los resultados surgieron de lo que se denomina un «estudio de asociación de todo el genoma». En este enfoque, el ADN de muchas personas con una enfermedad, se compara con la de los controles sanos, mediante una búsqueda informatizada. Cualquier diferencia genética que aparece con más frecuencia en las personas enfermas puede hacer alusión a que esos genes esten involucrados en la enfermedad. Esta táctica ha dado lugar a importantes conocimientos sobre la diabetes, la esquizofrenia y otras enfermedades comunes pero no se había utilizado con la depresión.
Ese número tan grande de la muestra que ha sido tan importante para semejante descubrimiento se ha realizado gracias a la empresa 23andMe. El principal servicio que ofrece es un paquete personal de prueba genética que permite conocer las raíces genéticas de un individuo y diversos rasgos relacionados con su salud. Más de la mitad de sus clientes han permitido que su ADN sea utilizado en investigaciones y encuestas para obtener más respuestas acerca de su salud. A través de sus encuestas, la compañía fue capaz de localizar a más de 141.000 personas que dijeron que habían sido diagnosticados con depresión. Eso es una muestra cerca de 10 veces más que el siguiente estudio más grande que se había realizado sobre la depresión. También se utilizaron datos de ADN de 337.000 clientes de 23andMe que informaron que no habían sufrido ninguna depresión y que se utilizaron como controles.
De momento se conoce que el riesgo genético para la depresión es en realidad debido a cientos de genes, cada uno con un efecto muy pequeño.