La estimulación magnética transcraneal (TMS) ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para el tratamiento de la depresión, y los investigadores prometen poner la terapia a disposición de la mayoría de pacientes en este país. Durante la sesión, el paciente se sienta en una silla reclinable, similar a la de la consulta del dentista, y un técnico coloca un estimulador magnético en su cabeza, que envía una serie de pulsos magnéticos al cerebro. Las personas que se han sometido al tratamiento suelen contar que la sensación se parece a tener a alguien golpeándote la cabeza. Además, debido al clic repetitivo que suena, los pacientes suelen usar auriculares o tapones para los oídos durante la sesión. La terapia dura de 30 minutos a una hora, varios días a la semana durante seis semanas.
Pero la nueva generación de equipos podría hacer que los tratamientos se completaran en menos tiempo. “Hay nuevos dispositivos de TMS recientemente aprobados por la FDA que permitirán a los pacientes lograr los beneficios del tratamiento en un período mucho más corto de tiempo”, aclara Andrew Leuchter, otro de los investigadores del equipo. “Para algunos pacientes, tendremos la capacidad de disminuir la duración de una sesión de tratamiento de 37,5 minutos a 3 minutos y completar un curso completo de TMS en dos semanas”.
El Instituto Semel de Neurociencia y Comportamiento Humano en UCLA (EE.UU.) es uno de los centros de este país que ofrecen un tratamiento alternativo a los medicamentos, según cuenta Medicalexpress. La técnica utilizada, estimulación magnética transcraneal (TMS), vigila los pulsos magnéticos dentro de los cerebros de los pacientes, un método que se ha comparado al “recableado” de los ordenadores. “En realidad estamos cambiando cómo se organizan los circuitos cerebrales, cómo se hablan entre sí. El cerebro es un órgano increíblemente cambiante, de hecho, cada vez que la gente aprende algo nuevo, hay cambios físicos en la estructura cerebral que pueden detectarse”, comenta Ian Cook, director del estudio.
Según los investigadores, la TMS ha demostrado funcionar mejor que la medicación para el tratamiento de la depresión crónica. Los médicos también están explorando si este método podría ser utilizado para otras patologías como esquizofrenia, epilepsia, enfermedad de párkinson y dolor crónico. “Todavía estamos empezando a rascar la superficie de lo que este tratamiento podría ser capaz de hacer para los pacientes con una variedad de enfermedades”, sentencia Leuchter.