Los días previos a las vacaciones provocan en determinadas personas lo que se denomina síndrome prevacacional en el que sufren síntomas como ansiedad, insomnio, dolor de estómago, estrés y desgana. En España, según un estudio elaborado por Nascia, un gabinete de psicología especializado en tratar distintos trastornos relacionados con el estrés y la ansiedad, un 30% de los trabajadores españoles padecen estas alteraciones antes de iniciar su descanso estival. «Los síntomas que sufre la persona que experimenta este síndrome son los mismos que se dan con cualquier otro tipo de estrés, sólo que estos se acentúan los días previos a las vacaciones por querer dejarlo todo resuelto antes de irse de vacaciones y por la incapacidad para desconectar«, señala Pablo Muñoz, responsable del gabinete, experto en técnicas psicológicas de control del estrés y miembro de la American Psychological Association, en declaraciones a El Español.
Muñoz explica que el estrés prevacacional es una derivación del estrés laboral y que afecta de forma especial aquellas personas que no son capaces de olvidarse del trabajo una vez salen de la oficina. «Aunque no se pueden hacer compartimentos estancos, se suele asociar a niveles de responsabilidad altos. Pero también hemos podido comprobar que afecta a trabajadores con jornadas de trabajo largas cuya responsabilidad no es tan importante», advierte. Además de los síntomas físicos, este trastorno se manifiesta a través de la pérdida de concentración, el bloqueo mental y la dispersión los días previos a las vacaciones. Así, en la parte puramente emocional, los sujetos suelen experimentar cambios de humor y se muestran especialmente impacientes e irritables. Una irritabilidad que a menudo suele trasladarse al ámbito familiar.
Pero el estrés prevacacional no sólo se manifiesta en aquellas personas que no son capaces de olvidarse de su trabajo. También afecta a aquellos cuyo mundo se reduce única y exclusivamente al entorno laboral. Personas a las que organizar un viaje o afrontar un periodo fuera de su rutina diaria les supone un verdadero problema. «Tengo muchos pacientes que, cuando llegan las vacaciones, sienten una sensación de vacío porque no tienen con quién ir ni a dónde. Sufren ansiedad por no tener una actividad continua a la que aferrarse y sienten la necesidad de tener su tiempo ocupado con cualquier cosa», afirma la psicóloga clínica Paz Orellana. «Hay gente que llega al punto de rechazar las vacaciones», añade.
Se ha llegado a comprobar que una semana de descanso al año reduce en un 20% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, según investigaciones llevadas a cabo por médicos de la Asociación Nacional de Cardiólogos de Italia. De ahí la necesidad de desconectar por completo del trabajo. ¿Cómo se puede luchar contra la ansiedad, el insomnio o el estrés los días antes de marcharnos de vacaciones? Controlar los síntomas fisiológicos, tal y como señalan los expertos, sería el primer paso. «Realizar técnicas de respiración y relajación puede ayudarnos especialmente. Y una vez que tengamos controlados los síntomas físicos, podremos controlar la parte mental«, concluye Muñoz.