La epilepsia es un trastorno cerebral en el cual una persona tiene convulsiones repetidas durante un tiempo. Las convulsiones son episodios de actividad descontrolada y anormal de las neuronas que puede causar cambios en la atención o el comportamiento. Pese a que han surgido nuevos fármacos, el 30% de los pacientes con esta enfermedad no responde a tratamiento farmacológico alguno.
Esto puede derivar en depresión y ansiedad debido a la dificultad de estos pacientes para controlar sus crisis, lo que impacta directamente en su calidad de vida. Los cambios emocionales que experimentan estos pacientes a partir del diagnóstico de la enfermedad son complejos, impactando directamente a nivel emocional en forma de depresión, ansiedad, baja autoestima, inseguridad, miedo al rechazo y al estigma social. Los pacientes de epilepsia atraviesan un proceso de aceptación como en cualquier otra patología, pero el hándicap, en esta ocasión, es la poca concienciación social que existe, lo que dificulta que este proceso se desarrolle de una forma estable y satisfactoria.
Ante esto hay numerosos expertos que tratan los beneficios de tratamientos no farmacológicos como la dieta cetogénica para reducir las crisis epilépticas y, por ende, contribuir a la mejora de la estabilidad psicológica del paciente y el bienestar familiar.
La dieta cetogénica tiene muy buenos resultados en el control de las crisis y ofrece un perfil de efectos adversos muy bajo, menor que el de los fármacos antiepilépticos. Además, tiene un buen perfil cognitivo y gran parte de los pacientes manifiestan estar muy satisfechos con este tratamiento.