Los trastornos de ansiedad se encuentran entre las enfermedades mentales más comunes en Occidente. En España se estima que un 40% de las personas sufre ansiedad o depresión. Olivia Remes, autora principal de un completo análisis global sobre el tema e investigadora especializada en ansiedad de la Universidad de Cambridge, ha analizado 48 importantes estudios sobre la propensión a la ansiedad en el mundo y ha podido determinar qué culturas, sexos y grupos de edad tienen más probabilidades de padecerla. Los resultados también revelan dónde se encuentran las lagunas de comprensión entre algunos grupos.
10 conclusiones de este estudio global sobre la ansiedad:
- Las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecer ansiedad que los hombres. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir un trastorno de ansiedad con una proporción de 1,9:1. Estas diferencias se mantienen a lo largo de los años, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo.
- Los jóvenes tienen más probabilidades de padecer ansiedad. Independientemente de la cultura, las personas menores de 35 años tienen más probabilidades de sufrir trastornos de ansiedad que las personas mayores. Esta conclusión se cumple para todos los países excepto Pakistán, donde las personas de mediana edad son las que tienen las tasas de ansiedad más altas.
- La adicción a los opioides está relacionada con el aumento del riesgo a padecer ansiedad. A lo largo y ancho del mundo, la presencia de síntomas de ansiedad en las personas que abusan de los opioides varía de un 2 a un 67%, aunque solo se llega a diagnosticar alrededor del 29% de los casos (y a un 16% en el caso de Estados Unidos).
- Las personas adictas al juego o a internet tienen más probabilidades de sufrir ansiedad. Además del abuso de opioides, la adicción al juego o a internet son otras dos conductas de riesgo que parecen estar asociadas al diagnóstico del trastorno de ansiedad. En todo el mundo, un 37% de los adictos al juego padecen trastornos de ansiedad, mientras que los estudios realizados sobre la adicción a internet (sobre todo en los países asiáticos) muestran que la propensión a la ansiedad es más del doble en personas adictas a internet que en otros grupos de control.
- A menudo, la ansiedad aparece con otras enfermedades mentales o neurológicas. Las personas que padecen trastorno bipolar, esquizofrenia y esclerosis múltiple corren un mayor riesgo de sufrir un trastorno de ansiedad. En Europa, entre un 13 y un 28% de las personas con trastorno bipolar también tienen ansiedad. A nivel mundial, a un 12% de las personas que padecen esquizofrenia se les ha diagnosticado trastorno obsesivo compulsivo. Por último, prácticamente el 32% de las personas con esclerosis múltiple sufren un trastorno de ansiedad, y más de la mitad presentan síntomas.
- Ciertas enfermedades están asociadas a unos índices de ansiedad altos. Las personas que padecen enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias, diabetes u otro tipo de enfermedad crónica tienen más probabilidades de sufrir ansiedad. Por ejemplo, entre el 2 y el 49% de las personas con insuficiencia cardíaca congestiva presentan síntomas de ansiedad. Entre el 10 y el 50% de los enfermos de cardiopatía isquémica padecen trastorno de pánico. Los enfermos de cáncer, por otro lado, presentan un índice de ansiedad de entre el 15 y el 23%. Este porcentaje también puede aplicarse a supervivientes del cáncer y a las parejas de las personas que lo padecen. A nivel mundial, las personas a las que se les diagnosticó cáncer dos años atrás presentan unos índices de ansiedad más elevados que los sujetos de control sanos (un 18% frente a un 14%), y el 40% de las parejas de supervivientes del cáncer desarrollan ansiedad.
- La ansiedad puede aparecer en personas con enfermedades crónicas que no impliquen riesgo de muerte. Las personas diabéticas tienen más probabilidades de presentar trastornos o síntomas de ansiedad en comparación con otros grupos de control sanos, y este efecto es aún mayor en mujeres que en hombres. Por ejemplo, las mujeres diabéticas son casi el doble de propensas a la ansiedad que los hombres diabéticos (con una probabilidad del 55% frente a un 33%).
- Un pasado traumático puede ser causa de un elevado índice de ansiedad. Las personas que han experimentado algún tipo de situación traumática también suelen presentar índices de ansiedad inusualmente elevados. Según estudios que se han realizado con veteranos de guerra de Reino Unido y de Estados Unidos, la ansiedad afectaba entre un 25 y un 50% más a aquellos que tenían miembros amputados. A nivel global, entre un 2 y un 22% de las personas que han sufrido abusos sexuales sufren ansiedad.
- Hay que vigilar los niveles de ansiedad durante el embarazo. En todo el mundo, las mujeres embarazadas y las que acaban de dar a luz presentan índices más elevados de trastorno obsesivo compulsivo que la población general (un 2 y 2,4% respectivamente frente a un 1%). Unas investigaciones llevadas a cabo en Nigeria y Etiopía demuestran que la ansiedad es mayor durante el embarazo y en el posparto (15 y 14% respectivamente), especialmente en mujeres más jóvenes.
- Los subgrupos vulnerables son más propensos a sufrir ansiedad. Las personas homosexuales o bisexuales que viven en países occidentales presentan unos índices de ansiedad superiores a la media, y este efecto es aún más pronunciado en el caso de las mujeres. Se estima que entre un 3 y un 20% de los hombres de este grupo padecen ansiedad, mientras que de un 3 a un 39% de las mujeres LGTB la sufren. Los síntomas de la ansiedad son más comunes en personas con disfunciones cognitivas, como, por ejemplo, los problemas de memoria. Se calcula que entre un 11 y un 75% de las personas mayores con deterioro cognitivo sufren un trastorno de ansiedad. Las personas que les cuidan también se ven afectadas, ya que de un 4 a un 77% de ellas padecen ansiedad.
Remes espera que su investigación dé visibilidad a los grupos más afectados, con el objetivo de que los gobiernos y los sistemas sanitarios dirijan los recursos de salud mental, las intervenciones y los seguimientos a estos grupos de riesgo. «Tenemos la esperanza de que nuestro estudio sirva para concienciar de la importancia de la ansiedad para que se pueda investigar más sobre ella y para que los afectados puedan buscar y recibir el tratamiento necesario», explica Remes. «La salud mental es importante para todos y es un derecho humano básico».