La ansiedad infantil por separación ocurre cuando un niño se separa de sus padres o cuidadores. Se trata de una etapa normal a medida que el niño crece y se desarrolla. Desde los 8 a los 14 meses de edad, los niños a menudo experimentan miedo cuando conocen personas nuevas o visitan nuevos lugares, pero por lo general lo superan aproximadamente a los 3 años de edad.
Pero, en el caso de algunos niños, la ansiedad por separación se llega a convertir en un trastorno más grave, conocido como trastorno de ansiedad por separación (TAS).
Muchos niños experimentan en algún grado este tipo de trastorno en algún momento de su niñez o adolescencia. Los trastornos de ansiedad son probablemente los trastornos más frecuentes en niños y adolescentes, con un rango estimado de prevalencia del 5% al 25% en todo el mundo. Algunos estudios apuntan a que cerca de la mitad de los pacientes que acuden a consulta con un trastorno de ansiedad tienen TAS.
Este trastorno genera al niño un estado de ansiedad intensa y persistente al estar lejos de casa o al separarse de las personas a las que el niño siente apego, generalmente la madre.
El trastorno de ansiedad por separación se diagnostica cuando los síntomas causan una angustia o aflicción significativa, interfiriendo en las actividades diarias.
La mayoría de los casos son más frecuentes durante la etapa prepuberal, en niños entre los 6 y los 12 años. Para cumplir los criterios diagnósticos del DSM-5, el miedo o la ansiedad debe ser persistente, superior a la esperada para el nivel de desarrollo del niño, tener una duración de más de 4 semanas y causar malestar o deterioro significativo.
Entre los síntomas más comunes se encuentran los siguientes:
Es importante tratar este trastorno de ansiedad de manera temprana para ayudar al niño a superarlo y desarrollar una sensación de seguridad.
Varios estudios coinciden en señalar que el tratamiento más adecuado es la terapia cognitivo-conductual y el entrenamiento en habilidades sociales, tanto en niños como en adolescentes. Este tipo de intervención, sola o en combinación con intervención familiar, se ha mostrado eficaz. Se trata de proporcionar a los padres y cuidadores tácticas y herramientas para hacer frente a las situaciones a las que se exponen con el objetivo de acortar las de separación tanto como sea posible y a reaccionar a sus protestas con naturalidad.
Gran parte de los tratamientos elaboran una serie de situaciones que generan ansiedad en el niño y ante las que el niño debe sobreponerse. Si logra superar ya sea parcial o completamente con éxito las situaciones que se hayan planteado, irá acompañado del reforzamiento positivo, ya sea mediante elogios, gestos o comentarios positivos acerca de la “hazaña” del niño.
La American Academy of Pediatrics (AAP) a través de la web para padres Healthy Children ofrece una serie de consejos para sobrellevar y aliviar un poco la ansiedad que le crea la separación de sus progenitores:
Si observas que tu hijo no mejora, lo más razonable será que un médico especialista pueda una evaluación integral del niño y de la familia para elaborar el tratamiento más adecuado.