Una investigación realizada por un equipo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh parece haber encontrado la respuesta al por qué algunas personas desarrollan la enfermedad de Alzheimer y otra no, aun contando con signos reveladores de dicha patología.
Los resultados del estudio publicado en Nature Medicine muestran cómo las células cerebrales llamadas astrocitos son clave para el desarrollo de la enfermedad de alzheimer. Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó la sangre de más de 1.000 personas mayores sin deterioro cognitivo con y sin patología amiloide, descubriendo que solo aquellos que tenían una combinación de carga amiloide y marcadores sanguíneos de activación o reactividad anormal de astrocitos podrían desarrollar la enfermedad.
La enfermedad de Alzheimer es una afección neurodegenerativa que causa pérdida progresiva de la memoria y demencia, lo que priva a los pacientes de muchos años de vida. A nivel de tejido, el sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer es una acumulación de placas amiloides (agregados de proteínas alojados entre las células nerviosas del cerebro) y grupos de fibras de proteínas desordenadas, llamadas marañas de tau, que se forman dentro de las neuronas.
Los hallazgos tienen implicaciones directas para futuros ensayos clínicos de candidatos a fármacos para el Alzheimer. Con el objetivo de detener la progresión de la enfermedad, los ensayos se están moviendo hacia etapas cada vez más tempranas de la enfermedad presintomática, lo que hace que el diagnóstico temprano correcto del riesgo de Alzheimer sea fundamental para el éxito. Debido a que un porcentaje significativo de personas positivas para amiloide no progresarán a formas clínicas de la enfermedad de Alzheimer, la positividad de amiloide por sí sola no es suficiente para determinar la elegibilidad de una persona para una terapia.
La inclusión de marcadores de reactividad de astrocitos, como GFAP, en el panel de pruebas de diagnóstico permitirá una mejor selección de pacientes que probablemente progresarán a etapas posteriores de la enfermedad de Alzheimer y, por lo tanto, ayudará a afinar la selección de candidatos para intervenciones terapéuticas que son más probable que se beneficie.
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