Según ha descubierto un estudio de la Universidad de California San Francisco, en Estados Unidos, publicado en la revista ‘Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association‘, cuando las personas mayores se mantienen activas, sus cerebros tienen más cantidad de una clase de proteínas que mejoran las conexiones entre las neuronas para mantener una cognición saludable.
Este impacto protector se encontró incluso en personas cuyos cerebros en la autopsia estaban plagados de proteínas tóxicas asociadas con el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.
Los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la cognición se han demostrado en ratones, pero han sido mucho más difíciles de demostrar en las personas. Ese proyecto realizó un seguimiento de la actividad física de los participantes de edad avanzada, que también aceptaron donar sus cerebros cuando murieran.
Los investigadores descubrieron que los efectos iban más allá del hipocampo, la sede de la memoria del cerebro, para abarcar otras regiones del cerebro asociadas con la función cognitiva.
En los adultos mayores con niveles más altos de las proteínas asociadas a la integridad sináptica, esta cascada de neurotoxicidad que conduce a la enfermedad de Alzheimer parece atenuarse. En conjunto, los estudios muestran la importancia potencial de mantener la salud sináptica para apoyar al cerebro contra la enfermedad de Alzheimer, según Kaitlin Casaletto, profesora asistente de neurología y autora principal del estudio.