La prevalencia de consumo de tabaco, establecida en un 25-30% en la población general, se eleva hasta un 70% en los pacientes con trastornos mentales. De hecho, y como ha alertado la Sociedad Española de Patología Dual, el tabaquismo se corresponde con la principal causa de muerte en la población con enfermedad mental. “Los enfermos mentales mueren, de media, hasta 15 años antes que la población general, siendo las causas relacionadas con el tabaco las más frecuentes. Hablamos de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer fundamentalmente”, asegura el doctor Néstor Szerman, presidente de la SEPD.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25% de la población mundial padecerá algún trastorno mental a lo largo de su vida. Y en el caso de los pacientes con enfermedad mental, las posibilidades de pasar del uso al abuso –trastorno– del tabaco resulta significativamente más elevada que en los sujetos que no padecen ningún trastorno. «Las neurociencias comienzan a demostrar que toda enfermedad mental es una enfermedad cerebral, y la causa de la adicción al tabaco es la disfuncionalidad del sistema nicotínico endógeno, alterado en múltiples trastornos mentales. No es adicto quien fuma, pero los individuos con vulnerabilidad a cualquier enfermedad mental (genética, neurobiológica y ambiental) son candidatos a desarrollar una conducta adictiva”, recuerda el experto.
De hecho, los datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) de Estados Unidos muestran cómo el 44% de los cigarrillos que se venden en el país son adquiridos por pacientes con trastornos mentales. Un dato refrendado por los estudios llevados a cabo en Reino Unido, en el que el porcentaje se establece en el 42%. En definitiva, y en esta población de pacientes, el consumo de tabaco “no se trata de un hábito, sino de una verdadera enfermedad adictiva”, concluye el presidente de la SEPD.