MARINE CORPS BASE CAMP LEJEUNE, N.C. Spice is originally sold as an incense, but has now swept the military community with controversy as a legal designer drug. However, Marine Corps Order 5355.1, issued Jan. 27, directly prohibits the use, distribution, sale and possession of it and others like it. (Courtesy photo)
La profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona y psiquiatra del Instituto de Neuropsiquiatría del Parc de Salut Mar (Barcelona), Marta Torrens Mélich, puso de manifiesto los peligros de la extensión de la venta y consumo de los cannabinoides sintéticos, también conocidos en el ámbito anglosajón como “spice” o “marihuana sintética”, en la conferencia inaugural del XXIV Curso de Actualización en Psiquiatría, que se celebró la pasada semana en Vitoria-Gasteiz.
La experta señaló que la mayoría de “los cannabinoides sintéticos se encuentran en una situación de alegalidad, se presentan como productos ‘no aptos para consumo humano’ y se venden con formas diversas, como incienso, por ejemplo. La realidad nos muestra que estos preparados son cada vez más consumidos por la población, incluidos los jóvenes. Según explicó, el cannabis tiene muchos compuestos distintos entre los que destaca por un lado, el tetrahidrocannabinol (THC), que es el principal constituyente psicoactivo del cannabis y responsable de los efectos nocivos para la salud, sobretodo mental, y, por otro, el cannabidiol, otro componente de la planta que, por el contrario, puede tener un efecto protector. “Los laboratorios clandestinos están creando compuestos sintéticos en los que se potencia el efecto tipo THC y desaparece el “protector” del cannabidiol, por lo que los efectos psicoactivos son mucho más potentes, y, por lo tanto, más perjudiciales para el organismo y la salud mental del individuo y más peligrosos para él y para su entorno», alertó.
En su conferencia recordó los dos principales y más importantes efectos del consumo de cannabis sobre la salud mental: “por un lado, está demostrado que provoca una disminución del rendimiento cognitivo en quien consume esta sustancia, creando problemas de atención, aprendizaje y memoria que, entre otros aspectos, influyen en el fracaso escolar y en una alteración del juicio que puede desinhibir ante conductas de riesgo en, por ejemplo, la seguridad vial, relaciones sexuales, etc. Y por otro, está demostrado también su posibilidad de relación con enfermedades mentales graves, como los cuadros psicóticos, siendo la esquizofrenia uno de ellos. Este es un problema de salud grave que puede arruinar la vida del paciente y su familia”, añadió.
La experta puso de relieve que “cuanto antes se empieza y más se consume, más riesgo hay de que aparezcan los problemas de salud mental anteriores y más riesgo hay de adicción al cannabis”. El cerebro de un adolescente de 14 o 16 años “es mucho más vulnerable a los efectos nocivos del cannabis que el de un joven de unos 22 años, en los que el desarrollo del cerebro ya casi ha concluido. Es de vital importancia que entre todos se trabaje conjuntamente para retrasar la edad de inicio de los jóvenes en el consumo de cannabis”. En el riesgo de adicción al cannabis influyen dos factores principales: inicio en el consumo a una edad temprana y consumo habitual. “Por ejemplo, de manera general, el 10% de personas que consumen cannabis tendrá problemas de adicción. Sin embargo, este porcentaje sube al 17% entre los consumidores que han comenzado su consumo a una edad temprana. Entre los consumidores diarios de cannabis, este porcentaje de riesgo de adicción sube hasta una horquilla entre el 25 y el 50%”, puntualizó la profesora.