El Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya ha decidido acotar el diagnóstico de TDAH para que no exista un exceso de niños a los que se les ponga esta etiqueta sin padecer este trastorno. Afecta al 5% de los menores de 17 años y sólo en 2013 se realizaron 13.800 diagnósticos. Cristina Molina, responsable del plan director de salud mental y adicciones de la Generalitat asegura en declaraciones a El Periódico los motivos que les han llevado a tomar ciertas medidas. «El TDAH solo se atribuirá a partir de ahora al niño que sea diagnosticado por un psiquiatra infantil, un psicólogo clínico o un neuropediatra. Antes de poner a alguien la etiqueta de que sufre TDAH hay que estar muy seguros».
Más allá de que el niño esté moviéndose continuamente el trastorno se diagnostica cuando presenta grandes dificultades para concentrarse y realizar tareas sencillas como prestar atención en una lectura y recordar lo leído. La hiperactividad tanto al hablar como al hacer caso a los impulsos sin pensar en las consecuencias son también otros de los rasgos definitorios de este trastorno. Sin embargo esa clasificación no puede ser una deducción de la escuela, o el dictamen de un médico no especializado. Un niño mal diagnosticado o ignorado, puede ensombrecer la capacidad intelectual y el porvenir del niño que realmente no sufría la inmadurez en el desarrollo cerebral que define al síndrome a pesar de ser un niño muy activo.
Josep Antoni Ramos Quiroga, responsable del programa de atención al TDAH en el Hospital del Vall d’Hebron, explica el tratamiento que realizan con aquellos niños correctamente diagnosticados. «Lo que mejor funciona es la combinación de fármacos y terapia psicológica», indica el psiquiatra. El tratamiento inicial recomendado por la Conselleria de Salut es una terapia cognitivo conductual, individual o en un grupo que incluya a los padres, que se imparte en la red pública de centros de atención a la salud mental infantil y juvenil. Un 30% de los chicos con TDAH suprimen con esta terapia psíquica el déficit de atención y la tendencia a actuar a impulsos irreflexivos. El otro 70%, precisa tratamiento farmacológico.